Voltaire y Rousseau: pormenores de una rivalidad sobre el mal y la providencia
Resumen
Voltaire y Rousseau se propusieron un gran fin: la felicidad del ser humano. Se preocuparon por lo que lo daña: uno atacará el despotismo, el fanatismo, la intolerancia, ambos los dogmas; el otro, denunciará a las instituciones que pervierten y degradan, a la vez que evidenció la añoranza por la inocencia y una no muy bien entendida « edad de oro » de la humanidad, en un siglo caracterizado por el pensamiento de los orígenes. Uno será más demoledor al utilizar el ingenio del arte para ridiculizar y convencer; el otro va más hacia sí mismo, a su corazón, como criterio de rectitud moral. Sin embargo, cultivaron una polémica memorable entre ellos, de la cual nos referiremos a: a) la voluntad, libertad, desigualdad social y democracia; b) el fin de una concepción de la providencia bondadosa y el mal; c) la campaña volteriana de descrédito a Rousseau sobre la base del abandono de sus hijos ; d) su muto deísmo; e) las diferencias de estilos literarios; f) la valoración desigual del progreso, la ciencia y la técnica; g) Cándido y la burla a las ideas de Leibniz y Rousseau; h) una teoría de la desdicha, del azar y el pesimismo (Voltaire) frente a un optimismo regulatorio e inactivo, aunque placentero (Rousseau). El poema que Voltaire dedica al terremoto de Lisboa (1755), al cual Rousseau dio una respuesta incisiva, es uno de los motivos centrales de dicha controversia.