Protrepsis, Año 14, Número 27 (noviembre 2024 - abril 2025). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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entendido como la definición de la RAE, remitir la deuda, eximir de culpa. Esto significa que
perdonar es simplemente ignorar el hecho de que literalmente robó y seguir con aquella relación
de amistad como si nada hubiese pasado. En este ejemplo, ¿no es acaso igual de inmoral el ser
indiferente al robo que el hecho mismo de robar? Parece que el perdón en sí mismo no es un acto
inherentemente bueno. De igual manera, ¿no resulta injusto que una persona que obró de forma
inmoral simplemente sea perdonada como si nada hubiera pasado?
La cosa se puede complicar más al esbozar la gran cantidad de matices donde alguien hace daño a
otro. Un asaltante en la calle, un abuso, crímenes de guerra, son todos casos complejos. ¿Por qué
razones se perdona? En el lenguaje general se tiende a estimar el perdón como algo loable y en
cierta manera preferible. La realidad es que la idea de perdonar únicamente por el hecho de
perdonar parece más bien ingenua, por lo que se le llamará como: el perdón ingenuo. Empero, esto
no significa que el perdón es algo que se deba evitar, sino más bien que debe ser sometido antes a
la crítica y al pensamiento.
El problema del perdón es que este se relaciona con otros conceptos éticos; como lo pueden ser la
justicia y la responsabilidad. El hecho de perdonar solo por que sí parece que deja impune al
tercero que ejerce un daño. Piénsese en el ejemplo de un asaltante en México; un muchacho que
camino a la universidad se vea asaltado por un agresor, claramente no perdona tan fácil este hurto,
sin embargo la actitud generalizada de los robos es el olvido del crimen mismo, seguir con la vida y
dar por perdidas las cosas robadas. Esta actitud no es mediada por una directriz racional, sino por
una situación política social, pues el deseo de justicia perpetúa en el pensamiento de los agredidos;
de ahí que muchas personas vean como opción hacer justicia por su cuenta.
¿Existe entre el perdón y la justicia una paradoja? Frente al perdón existen tres actitudes más o
menos generalizadas. Primero, i) se tiene la disposición de pensar que perdonar es algo bueno y, en
ese mismo sentido, es conveniente hacerlo; piénsese en un joven con padre ausente, debes perdonar
a tu padre, finalmente es tu padre. Segundo, ii) se tiene la disposición de que el perdón es un acto
subjetivo, una decisión individual y que debe ser realizada de forma autónoma; esta segunda idea
no permea el peso moral de hacerlo o no hacerlo, antes bien se remite pura y exclusivamente al que
perdona, tú sabrás si lo perdonas. Tercero, iii) está la indiferencia, y es que entre el perdón y el
olvido hay una una brecha muy corta; en unos de sus poemas, Fragmentos de un evangelio apócrifo,
el escritor José Luis Borges (1899-1986) dice: “Yo no hablo de venganzas ni perdones, el olvido es
la única venganza y el único perdón” (Borges, 1969: 24).
La idea de i) es el perdón llamado ingenuo, por lo que se le dejará de lado. En cuanto a iii) es un
tanto más compleja, pues la idea del olvido como único perdón tiene varios problemas. En primer
lugar, es poético pensar que el tiempo todo sana, sin embargo, hay heridas que no son tan sencillas