Protrepsis, Año 13, Número 26 (mayo - octubre 2024). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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modelo teórico de pensamiento [desarrollado por Adorno] con cócteles molotov” (Leslie, 1999:
120) y repartían volantes en los que denunciaban a este y a Horkheimer como “scheißkritische
Theoretiker [teóricos críticos de mierda]” (Kraushaar, 1998: 398), siendo eventualmente reprendi-
dos por Habermas debido al “voluntarismo [y aparente] fascismo de izquierda” (Wiggershaus,
1986/2010: 771-772) por el que se encontraban tomados, estos otros peculiares miembros o conti-
nuadores heterodoxos de la tradición se distinguen también por desplegar modalidades de metabo-
lización creativa de perspectivas y problemáticas teóricas novedosas, en buena medida ajenas a la
misma –los nuevos materialismos y el tópico de la naturaleza, por caso (Fraser, 2022/2023; Grego-
ratto et al., 2022; Hartmann y Särkelä, 2023; Wesche, 2023)–.
Sin embargo, si de lo que se trata es de decir algo sobre el significado del presente de radicalizacio-
nes de derecha ante la Teoría Crítica –o, mejor, cómo es que el mismo puede ser leído ante esta–,
las perspectivas y discusiones contemporáneas desarrolladas al interior de aquella que en verdad
importan son otras que, respecto a la tradición, mantienen una posición algo más externa o perifé-
rica y, por tanto, subversiva. Podría pensarse aquí, en lo fundamental, en alguien como Nancy Fra-
ser (2019), cuya teoría ampliada del capitalismo, en la que este es entendido como un orden social
institucionalizado dotado de una combinación de lógicas disímiles que implican diferenciaciones
que se actualizan y recrean constantemente, ha sido antes referida en lo que atañe, en especial, a
sus implicancias analítico-políticas –la concepción de variantes progresivas y regresivas del neoli-
beralismo y el populismo, como así también la de fenómenos híbridos ultrareaccionarios propios de
crisis orgánicas como la vivida en la actualidad (Fraser, 2017/2019), forman parte, en efecto, de
dicho marco teórico–.
El nombre de Wendy Brown también podría aquí traerse a colación. La autora ha defendido la
tesis de que la racionalidad neoliberal –conceptualizada no tanto ya como un ethos “que extiende
una formulación específica de valores, prácticas y mediaciones de la economía a cada dimensión
de la vida humana” (Brown, 2015/2016: 35) sino, más bien, como “un proyecto moral-político que
intenta proteger las jerarquías tradicionales al negar la propia idea de lo social y al restringir radi-
calmente el alcance del poder político democrático de los Estado-naciones” (Brown, 2019/2020:
30)– preparó el terreno para la realidad autoritaria del presente, en la que campean el nihilismo, el
fatalismo, el resentimiento y, gracias también a la “masculinidad herida desublimada” (Brown,
2019/2020: 197) en igual medida prevaleciente, “una libertad desinhibida, que es el síntoma de la
destitución ética” (Brown, 2019/2020: 197).
Tanto en Fraser como en Brown se pretende dar cuenta de las nuevas radicalizaciones de derecha
como torsiones autoritarias de un neoliberalismo que es abordado en sus diferentes niveles o estra-
tos –el sistémico-estructural y el politológico, en el caso de la primera autora; el micropolítico, en el
caso de la segunda–. Si bien ambas admiten que actualmente tiene lugar una suerte de inflexión
fascistizante del neoliberalismo, parten, por igual, de una rígida diferenciación de este respecto al