Protrepsis, Año 12, Número 23 (noviembre 2022 - abril 2023). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
242
Apariencia y realidad
En Los problemas de la filosofía de Bertrand Russell se aborda uno de los principales problemas de
la epistemología tradicional: “Apariencia o Realidad”, un problema epistemológico que ha intere-
sado a casi todos los filósofos tradicionales.
Allí, desde de una argumentación clara y didáctica, nos lleva de la mano para mostrarnos, a través
de varios argumentos, que la existencia de la materia como independiente de nosotros se puede
negar sin incurrir precisamente en un absurdo. Para esto, toma de ejemplo la existencia de su es-
critorio (su mesa). Inicia con la interrogante de su color y su figura, luego sobre las sensaciones del
tacto y, finalmente, nos habla del sonido que produce la mesa al ser golpeada. Así, del argumento
sobre su posible color y figura, pasa al argumento de su textura y sonido.
Posteriormente señala que, si finalmente su escritorio y/o mesa existe, de esta no se tiene precisa-
mente un contacto directo pues solo se cuenta con los datos de los sentidos. Datos de los sentidos
de algo que seguramente debe ser el escritorio, pero que de hecho es algo que desconocemos en sí
ya que entre el escritorio y el observador interfiere el velo sensorial. De manera que, si el escritorio
existe, en mucho depende de nosotros. Luego, puesto que Russell no es idealista, señala que en el
próximo capítulo se dedicara a probar la existencia de la materia:
En la vida diaria tomamos como ciertas muchas cosas que, después de una revisión escrupu-
losa, las encontramos tan llenas de aparentes contradicciones que sólo una gran cantidad de
pensamiento nos permite saber lo que realmente podemos creer. En la búsqueda de la certeza,
es natural empezar con nuestras experiencias más inmediatas y, en cierto sentido, sin duda, el
conocimiento podrá ser deducido de ellas. Pero cualquier aseveración sobre lo que es por me-
dio de lo que nuestras experiencias inmediatas nos dan a conocer seguramente estará errada.
Me parece que yo estoy ahora sentado en una silla, enfrente de una mesa que tiene cierta
forma, sobre la que veo hojas de papel escritas o impresas. Al girar mi cabeza veo a través de
la ventana edificios, y nubes, y el sol. Yo creo que el sol está a aproximadamente noventa y
tres millones de millas de la Tierra, que es un globo incandescente muchas veces más grande
que la Tierra; que debido a la rotación de nuestro planeta amanece cada mañana y que seguirá
amaneciendo por una cantidad indeterminada de tiempo en el futuro. Yo creo que, si otra
persona normal entra a mi habitación, verá las mismas sillas, y mesas, y libros, y hojas de papel
que yo veo, y que la mesa que veo es la misma que siento cuando apoyo mi brazo sobre ella.
Todo esto parece tan evidente que hasta apenas merece la pena mencionarlo, a menos que
tenga que hacerlo frente a un hombre que dude si sé realmente algo. Sin embargo, todo esto
puede ser razonablemente puesto en duda, y todas las aseveraciones hechas con anterioridad
requieren de una cuidadosa discusión antes de que podamos estar seguros de poderlas expre-
sar de tal manera que sean completamente ciertas. (Russell, 1912: 4).