Protrepsis, Año 12, Número 23 (noviembre 2022 - abril 2023). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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habladuría se vuelve alienante y autoritaria sólo cuando nos volvemos esclavos de lo que se dice y
hace a la ligera.
El verdadero problema para Arendt, no radica en la labor ni en el animal laborans, mucho menos
en la esfera privada. Radica en que todas las actividades del ser humano se han homogeneizado. Con
ello, en la sociedad de masas el humano pierde su arraigo en el mundo privado y público. El fun-
damento y raison d’etre de su propia individualidad es el discurso, la posibilidad de presentarnos
ante los demás a través de acciones que son narradas, de contar una historia que revele quiénes
somos, sabiendo que otros escucharán dicho relato. La trivialización del lenguaje y su despojo de
todo rasgo de comprensión, adquiere su forma más inhumana y extrema en la soledad o aislamiento
a la que nos vemos despojados en la esfera social.
La difusión y repetición de todo lo que se dice que es bueno y nuevo, a partir de la escribiduría y lo
escuchado a oídas, le privan radicalmente al ser humano de ser él mismo. La habladuría, en un
sentido radicalmente inauténtico, es la antítesis misma de la pluralidad humana, condición necesa-
ria de la acción política y la libertad. Todos los momentos de la cotidianidad impropia en Heideg-
ger, y los rasgos de lo social en Arendt, adquieren su verdadero peso y concretización en el aisla-
miento radical del ser humano en las tiranías y totalitarismos.
La habladuría, el modo de ser que encubre todo al creer que todo está comprendido y que imposi-
bilita todo acto de debate y dilucidación, es asimilado por Arendt bajo la forma de soledad o aisla-
miento. El humano es subsumido por un proceso de automatización en el que sólo y a solas tiene
que laborar, más no hablar con los demás. Es arrastrado por el mudo proceso de la vida y no puede
esperar nada más de la vida que conformarse con gastar su tiempo libre, aislado de los demás, en su
mundo privado lleno de distracciones y consumo.
La burocratización de la nación, su uso de estadísticas y el conformismo del humano privado (ca-
racterizadas por el Uno y sus modos de ser), el consumo y la búsqueda insaciable de la felicidad
(curiosidad), la hostilidad e histeria de las personas en los gobiernos tiránicos (ambigüedad) en
donde todos están libres de la responsabilidad de pensar y actuar, al ser miembros de la sociedad
de masas en donde todo funciona bien (caída), son los elementos constitutivos de lo social, y su
forma más acabada es el aislamiento privado al que conduce la muda habladuría.
Conclusión
Como conclusión, se puede afirmar que el análisis completo de la cotidianidad impropia del Dasein
se encuentra en la descripción de los rasgos que caracterizan lo social, así como el existenciario más
relevante para dicha descripción es el de la habladuría, y el giro político que le brinda Arendt en su