Protrepsis, Año 12, Número 23 (noviembre 2022 - abril 2023). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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Este cambio en la forma de explicar la percepción marcará en buena medida el carácter de la filo-
sofía de Nietzsche. Aunque intenta presentar el salto de la sensación a la percepción como pro-
ducto de la transposición de la experiencia primigenia de la volición, en realidad no logra atacar el
hecho de que el ser humano no puede escapar de una experiencia fenoménica espacio-temporo-
causal. Su crítica, a lo sumo, alcanza a decir que espacio, tiempo y causalidad son metáforas que
usamos para comprender el mundo, pero nunca llega a afirmar que podamos escapar de esa manera
de percibir o de tener experiencia objetiva. Mucho menos dice que esa descripción de nuestra ex-
periencia esté errada. Sencillamente hace énfasis en el hecho de que el conocimiento de la realidad
en sí misma no tiene sentido. Pero esto es algo que Kant y Schopenhauer ya habían planteado.
El punto de inflexión radical, que aparta a Nietzsche de sus predecesores, es que en la esencia de
la construcción de la experiencia no solo es necesaria la espacio-temporalidad y la causalidad sino,
además, se encuentra necesariamente la transposición, el pensamiento analógico y la experiencia
originaria de la volición. La percepción del hombre no es en esencia lógica sino esencialmente ana-
lógica y volitiva. Este cambio, por sutil que parezca, cuando se aplica a los primeros principios, a
las condiciones de posibilidad de toda experiencia, cambia radicalmente la visión de mundo que
Nietzsche intentará construir en su propia filosofía. Ya desde aquí, el ser humano no configura el
mundo siguiendo las normas de la lógica sino a través del acto permanente de transponer sus pro-
pias experiencias volitivas internas al mundo que lo rodea. Por eso para Nietzsche el ser humano
es esencialmente (ontológicamente) creador de su experiencia vital, por eso también el proceso de
conocimiento no sigue las leyes de la necesidad lógica, sino que es un proceso de antropomorfiza-
ción del mundo. Para Nietzsche el hombre no conoce propiamente el mundo, sino que lo asimila
volviéndolo semejante a su propia experiencia anterior, transponiendo su propia experiencia hacia
el mundo. Este rasgo particular de la filosofía de Nietzsche hace pensar que cada ser humano crea
una experiencia de mundo esencialmente diferente y difícilmente universalizable, pues dicha ex-
periencia es creada por la analogía que hace cada ser humano entre su experiencia volitiva interior
y el mundo exterior. Casi podría decirse que cada ser humano se asemeja en algo a los artistas en la
medida en que crea la experiencia de mundo usando el recurso poético de la metáfora.
2.2.2. La metonimia y los conceptos (quinta tesis de Schopenhauer)
Luego de abordar el problema del salto de la sensación a la percepción, Nietzsche se ocupa del salto
de la percepción a la conceptualización del fenómeno percibido. En la cita mencionada más arriba,
Nietzsche se ocupa de la segunda metáfora, de la imagen a la palabra. Así, se intentará explicar el
salto que ocurre entre percepción y concepto. ¿Cómo, a partir de la percepción de un mundo feno-
ménico, puede llegarse a la construcción de conceptos, leyes, abstracciones y generalidades?
Para Nietzsche el paso de la pura percepción al concepto se explica en la abstracción. Esta, a su
vez, es producto del acto de obviar las diferencias entre objetos y mantener exclusivamente las