Protrepsis, Año 12, Número 23 (noviembre 2022 - abril 2023). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
9
Asimismo, además de una crítica y desmantelamiento del amor romántico, encontramos en Arendt
un descentramiento del amor de pareja, es decir, una ampliación del fenómeno del amor que per-
mite pensar otras variantes del amor frecuentemente relegadas frente a la primacía imperante del
amor entre dos. Abordamos esta cuestión en la tercera sección, a través de una relectura de su es-
tudio sobre el amor en san Agustín. Por último, sostenemos que el análisis arendtiano lleva a cabo
una mundanización del amor frente a sus formas imperantes no mundanas –amor romántico, fra-
ternidad, compasión–, lo que nos permite explorar otras modalidades mundanas del amor que cons-
tituyen la simiente indispensable para forjar comunidades políticas que puedan albergar la plura-
lidad y la alteridad.
1. Desmantelamiento del amor romántico
En el trabajo sobre Rahel Varnhagen encontramos una crítica profunda del amor romántico que
no ha sido suficientemente explorada. En el primer capítulo, Arendt establece una analogía entre
la concepción del pensamiento de la Ilustración y la forma en que el amor romántico concibe a la
amada. Ambos se caracterizan por una idealización abstracta que culmina independizándose de la
realidad e incluso rigiéndola. En este sentido, advierte que en el pensamiento el objeto importa
poco puesto que es sometido a un proceso de abstracción que lo libera de la realidad, de manera
análoga a como la amada poco importa en el amor romántico, volviéndose ella misma también un
objeto abstracto. Se debe rescatar la relevancia de la condición de mujer puesto que el amor román-
tico es una relación signada por la asimetría, así como sucede en el caso del pensamiento y su objeto.
Además de la asimetría propia entre el amante y quien es amada, se sigue de esta comparación que
el varón ocupa el papel del sujeto activo y la mujer la del objeto pasivo.
La razón libera del objeto como el amor romántico libera al amante de la realidad de la amada.
Y del mismo que del amor romántico surgen las 'grandes amantes' a las que ningún amado
altera y cuyos sentimientos ya no se dejan confundir por realidad alguna, el pensamiento au-
tónomo, así concebido, abona al terreno de la ignorancia cultivada, encarnada en aquellos que,
al no deber nada desde el principio a ningún objeto del mundo cultural ajeno, para dedicarse
a pensar sólo necesitan despojarse de viejos prejuicios, liberarse, y ser así contemporáneos.
(Arendt, 2000: 29)
El mencionado carácter inalterable de la amada, implica que ella se vuelve también un objeto-ima-
gen que se independiza de la realidad. En consecuencia, se ponen de manifiesto las falencias del
pretendido reconocimiento muto en el amor romántico que actúa, según Manuel Cruz, como “com-
bustible para la fantasía de que somos distintos (y mejores) a quienes creíamos ser” (2013: 219). En
la relación amorosa se produce, entonces, una forma de autoengaño en la que, a pesar de que sabe-
mos que es un espejismo, en la que vemos y nos vemos de una manera más potente y plena. No
obstante, su concreción difiere en el varón y en la mujer, mientras que el autoengaño del primero