Protrepsis, Año 11, Número 22 (mayo - octubre 2022). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
33
a un religioso. Finalmente, en 1942, durante cuatro meses, elabora dos de sus textos ms importan-
tes en el campo de la filosofa poltica: Echar races y Escritos de Londres.
En este último reconoce por primera vez que hay un problema más grave que el de la opresión
social. En referencia al consentimiento humano que Weil considera algo sagrado, sostiene: “La vio-
lación es una caricatura horrenda del amor, de la que está ausente el consentimiento. Después de
la violación, la opresión es el segundo horror de la existencia humana” (Weil, 2000:43). En este
marco resulta relevante ubicar su filosofía en relacin con el proceso de comprensin de la Justicia
entre hombres y mujeres. Hacerlo nos permitira plantear en sus trminos esta importante cuestin.
Finalmente, la consecuencia directa de muchas interpretaciones que se les impone a las filosofías
producidas por mujeres deriva del hecho de ser leda con los conceptos preestablecidos por una
tradicin poco acostumbrada a la novedad del pensamiento femenino. Algunas lecturas inclusive
distorsionan el carcter eminentemente filosfico de la postura de Simone Weil —que estricta-
mente se despliega como bsqueda racional de la Verdad— y lo reducen a intentos de convenci-
miento ideolgico o a expresin de experiencias msticas.
Entre otras polmicas a las que da lugar la originalidad de su pensamiento, la dificultad para inter-
pretar algunas de sus ideas podra radicar en el enfoque pretendidamente neutral que la filosofía
adopta frente al tema de la diferencia de los sexos. Las lecturas patriarcales no observan que preci-
samente es el carcter eminentemente filosfico del pensamiento weiliano, y con mucha probabi-
lidad también específicamente femenino, lo que nos da la posibilidad de redefinir con precisin y
rigor axiomas básicos para la propia ideologa poltica, la mstica y, sobre todo, para una forma
autntica de espiritualidad que no nos aleja de la prctica de bsqueda de la Verdad en filosofía, ni
del Amor. Como afirma Bologna (2006):
Weil, en suma, bordeó la experiencia mstica sin pasar nunca, en realidad, el umbral. Profun-
diz, eligi, contamin, y replasm categoras, conceptos, lxico y semntica de los msticos
clsicos sobre todo con el fin de tomar, describir, interpretar en un horizonte tambin tico el
suceso inalcanzable del surgir del pensamiento, y el otro que de ste depende, de la intuicin
y de la creacin esttico-potica. (Bologna, 2006: 179)
En el contexto de su extensa y profunda obra, la idolatra, que es expresin de la necesidad humana
de consuelo frente a la conciencia de la desdicha experimentada como dolor, resulta para Simone
Weil una alternativa equivocada, producida por la imaginacin y que irremediablemente abona al
desarraigo, al extravo que produce la negacin de la facultad esencial humana de espiritualidad.
El desarraigo es la evasin que caracteriza puntualmente al ser humano del capitalismo moderno.
Su afirmación acerca de la espiritualidad en estrecho vínculo con el mundo, que Weil liga con la
dignidad del trabajo y el establecimiento de la Justicia, ni siquiera los comunistas la rechazaran
como ella misma dice: