Protrepsis, Año 11, Número 22 (mayo - octubre 2022). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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ISSN: 2007-9273
Protrepsis, Año 11, Número 22 (mayo - octubre 2022) 29 - 42
Recibido: 25/02/2022
Revisado: 11/04/2022
Aceptado: 18/05/2022
La idea del Amor en el pensamiento de Simone Weil
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Rubí de María Gómez Campos 1
1Instituto de Investigaciones Filosóficas Luis Villoro Toranzo
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo
Morelia, Michoacán, México
E-mail: rubi.gomez@umich.mx
https://orcid.org/0000-0002-6130-1347
Resumen: La indiferencia frente al pensamiento de filósofas comprometidas con el mundo y simul-
táneamente capaces de iluminar senderos de espiritualidad, no carentes de profundidad filosófica
como los que Simone Weil ofrece, nos llevó a desarrollar en el presente trabajo el tema del Amor y
su relación con la Verdad. La actualidad y pertinencia de las reflexiones filosóficas de Simone Weil
quedan de manifiesto en su valoración del Amor como fuente de la realidad humana y cósmica,
que ha quedado oscurecida por la desorientación humana que la filósofa define como desarraigo.
El desarraigo se origina en la pérdida de la unidad esencial de los valores griegos de Bien, Belleza y
Verdad, y Weil apela a la responsabilidad humana para restablecer su Equilibrio. El objetivo del
presente trabajo es mostrar la importancia y claridad de la filosofía de Simone Weil en la tarea de
enfrentar el abandono del sentido de la Justicia. La conclusión: que el ser mismo, la estructura del
universo (sea éste concebido en términos religiosos, físicos o políticos) es susceptible de ser com-
prendida si somos capaces de interpretarla desde la sensibilidad (cuerpo) y el pensamiento (alma),
como dualidad indisoluble constitutiva de lo humano.
Palabras clave: Bien, belleza, verdad, mujeres filósofas, justicia, equilibrio.
Abstract: The indifference before the thought of women philosophers both committed to the world
and capable of illuminating paths of spirituality, not lacking in philosophical depth like those of
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Este trabajo fue posible gracias al apoyo de La Coordinación de la Investigación Científica de la Universidad Mi-
choacana de San Nicolás de Hidalgo.
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Simone Weil, led us to develop in this paper the subject of Love and its relationship with Truth.
The actuality and pertinence of Simone Weil’s philosophical reflections are manifested in her va-
lidation of Love as a source of human and cosmic reality, that has been obscured by the human
disorientation defined by her as rootlessness. Rootlessness originates in the loss of the essential
unity of the Greek values of Good, Beauty, and Truth, and Weil appeals to human responsibility
to restable its balance. The objective of this paper is to show the importance and clarity of the
philosopher Simone Weil in the task of facing the abandonment of the sense of justice. The con-
clusion: that being itself, the structure of the universe (be it conceived in religious, physical or po-
litical terms) is susceptible of being comprehended if we are capable of conceiving it in terms of
sensibility (body) and thought (soul), as an indivisible duality constitutive of the human condition.
Keywords: Good, beauty, truth, women philosophers, justice, equilibrium.
Introducción
El objetivo de este trabajo es mostrar, mediante los conceptos de consentimiento, atención y com-
pasión, que el pensamiento de Simone Weil es capaz de dotar de significado al presente a través de
la comprensión del sentido filosófico del Amor y, en el mundo de los asuntos humanos, a la compa-
sión como su referente. Simone Weil (1909-1943) concibe la compasión como el contacto de los
seres humanos con la divinidad y como el único y privilegiado acceso a la Justicia. Los seres huma-
nos tienen el deber de ejercer su capacidad de atención, lo que conlleva juzgar (esencialmente dis-
tinguir el Bien del Mal) los fenómenos del mundo, dejándonos tocar por ellos. Esto es, los seres
humanos deberían estar abiertos a la posibilidad humana de atenuar la desdicha que constituye su
medio. Ello es posible si se comprende efectivamente el mundo en el que además participamos, es
decir, si somos capaces de asumir el valor de la voluntad libre que somos y la dirigimos a la conse-
cución del Bien, de acuerdo con el valor absoluto de la búsqueda de Justicia como tarea humana.
Mediante la capacidad de comprensión de la realidad y de lo humano que nos legaron los griegos y
bajo el modelo de la unidad platnica de Bien, Belleza y Verdad, Simone Weil aprovecha y desa-
rrolla la riqueza filosfica de la historia humana para, a través de una apropiacin personal de con-
ceptos de orgenes diversos, conciliar magistralmente los temas de sus primeros escritos marxistas
con los de sus textos catalogados como religiosos. Además de cartas y ensayos editados en español
bajo el título de La condición obrera,
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desde 1934 hasta su muerte en 1943, entre los textos poste-
riores a su experiencia de trabajadora (que siguió pensando después de escribir su texto sobre la
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Simone Weil (2014). La condición obrera, Madrid, Trotta.
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libertad y la opresión social), se cuenta una parte importante de su pensamiento político entre los
abundantes escritos que Simone Weil acostumbraba integrar en sus Cahiers; ideas, reflexiones que
a manera de notas sern el ncleo de los numerosos y breves ensayos que posteriormente compon-
drn la que se considera su obra filosfica ms relevante y mayormente conocida: La gravedad y la
gracia
3
.
La serie de sentencias recogidas por sus editores en este libro resultan ser formulaciones hasta cierto
punto crípticas, si no se leen cimentadas en el amplio contexto de su obra, a travs de la cual pode-
mos constatar que desde cualquier campo de experiencia que se oriente su anlisis de la reali-
dad el hilo conductor de la tarea humana es la bsqueda de realizacin de la Justicia. Weil desa-
rrollar plenamente su concepto ontolgico de la realidad en torno al componente espiritual de la
Justicia, como la forma ms pura de conciliacin del ser humano con el mundo (la materia). El
camino de esa conciliacin pasa por una ubicacin precisa del lugar que le corresponde al ser hu-
mano en el universo. As aclara que el mbito propiamente humano del espritu es el nico lugar
en el que puede habitar el amor a la Justicia. No la Justicia que es del orden de lo humano sólo
cuando éste se deja tocar por lo divino, sino en un sentido gnoseológico de la Justicia, que le lleva
a definir el lugar del ser humano en un nivel espiritual. En palabras de Mara Zambrano: el alma
[...] no es una cosa, sino un medio donde entran todas las cosas haciéndose, diramos, verdaderas,
transmutando su annima condicin en verdad(Zambrano citada por Revilla, 2003: 136).
Para Simone Weil la opresin y la desigualdad que operan en la dimensin social regida por la
necesidad podran ser equilibradas una vez identificado el camino humano del enraizamiento a
travs de la poltica; aunque slo si sta se realiza como amor a la Justicia, que es la Verdad en el
esplendor de lo humano (Belleza). La hipótesis de este trabajo consiste en sostener que el pensa-
miento weiliano es una potencia humana portentosa, todava poco conocida, capaz de transformar
la realidad mediante la realizacin de una difcil sntesis entre Eros y Nous, entre el Amor y el
Pensamiento.
La perspectiva adoptada por Simone Weil implica introducirse en la posibilidad exclusivamente
humana de realizar la Justicia y alcanzar, correlativa y simultneamente, la Verdad, ya que, según
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Conformados por 11 cuadernos que contienen sus reflexiones diarias (escritas sobre todo durante 1941-1942). La
gravedad y la gracia es una selección de textos tomada de los Cuadernos, que el editor traduce como una experiencia
interior de una autenticidad y exigencia poco comunes (Primera de forros), debido a la condicin de intimidad con la
que fueron elaborados (como notas personales). En la introducción a este libro Carlos Ortega señala que la publica-
cin en 1947 y 1949 de A la espera de Dios y La gravedad y la gracia [y] que persegua la rotacin de su figura en lo
que tena de vida ejemplar en una rbita catlicaindujo una lectura religiosa de su pensamiento y la conformacin
de un pblico cuyo inters hizo que cincuenta aos despus de su muerte se pudiera pedir su canonizacin por parte
de la Iglesia catlica (Ortega Bayón, 1994: 9).
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ella, el Amor slo crece a la luz de una Belleza capaz de refulgir para mostrarnos el camino del
conocimiento de la potencia divina (oculta ante los ojos) de los seres humanos. Si la Justicia ocupara
su lugar en la realidad, ste sera el corazn del ser humano: si la justicia es imborrable del corazn
del hombre posee realidad en este mundo. Quien se equivoca entonces es la ciencia” (Weil,
1996:189), que reduce la comprensin del mundo a un ejercicio meramente intelectual de los he-
chos, sin dirigir sus acciones hacia la búsqueda del Equilibrio como medida de la Justicia, tanto en
el nivel fsico (ontológico) como en el político y social.
Justicia y diferencia sexual
La justicia consiste en vigilar para que
no se haga dao a los hombres. (Weil, 2000: 36)
Atendiendo a la aparente contradicción entre la intensa vocación política de Simone Weil con su
conocida vocación religiosa, Corrado Bologna (2006) reflexiona sobre la fecunda contradiccin en-
tre las categoras de imaginacin y gracia en el pensamiento de Simone Weil, resaltando
la coincidencia de su meditacin filosfico-teolgica con la poetolgica, e insistiendo, pues, en
la eleccin intencional de plasmar un lxico especial adquirindolo del lxico cannico de la
gran mstica, sobre todo occidental [...] para destinarlo a finalidades diferentes a las origina-
rias. (Bologna, 2006: 178-179)
Carlo Ossola (2006) por su parte sostiene que mstica y poltica no son opuestas(Ossola, 2006:
62). Y Simone Weil demuestra que esto es verdad. A lo largo de toda su obra y especialmente en
los ltimos textos (Escritos de Londres, Echar races y Carta a un religioso), define lo que podra
considerarse una imprescindible propuesta tica y una refulgente filosofa prctica para el siglo
XXI, que nos posibilita enfrentar sus novedosos aunque no totalmente originales desafos.
En una de sus pocas ms productivas tericamente (1940
4
) surgen algunos de sus textos conside-
rados religiosos, como A la espera de Dios y la mayor parte de Intuiciones precristianas, buena parte
de La fuente griega y sus Pensamientos desordenados. Al final de ese perodo de interrogantes sur-
girn, como afirma Carlos Ortega, sus deslumbrantes textos: El conocimiento sobrenatural, que re-
dactara en Nueva York “como si algo o alguien guiara su mano” (Ortega Bayn, 1994: 44), y Carta
4
En este año Simone Weil conoce al padre dominico Perrin y al filsofo catlico Gustave Thibon, editor de La gra-
vedad y la gracia y a quien poco antes de morir le entrega sus vastos cuadernos que, como afirma Carlos Ortega, tan
tiles iban a ser para la difusin posterior de su obra, como inocentemente nocivos para el conocimiento de sus ideas
verdaderas, por la explotacin que de las mismas se hara por el mero hecho de salir de sus manos”. (Ortega Bayón,
1994: 42)
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a un religioso. Finalmente, en 1942, durante cuatro meses, elabora dos de sus textos ms importan-
tes en el campo de la filosofa poltica: Echar races y Escritos de Londres.
En este último reconoce por primera vez que hay un problema más grave que el de la opresión
social. En referencia al consentimiento humano que Weil considera algo sagrado, sostiene: “La vio-
lación es una caricatura horrenda del amor, de la que esausente el consentimiento. Después de
la violación, la opresión es el segundo horror de la existencia humana(Weil, 2000:43). En este
marco resulta relevante ubicar su filosofía en relacin con el proceso de comprensin de la Justicia
entre hombres y mujeres. Hacerlo nos permitira plantear en sus trminos esta importante cuestin.
Finalmente, la consecuencia directa de muchas interpretaciones que se les impone a las filosofías
producidas por mujeres deriva del hecho de ser leda con los conceptos preestablecidos por una
tradicin poco acostumbrada a la novedad del pensamiento femenino. Algunas lecturas inclusive
distorsionan el carcter eminentemente filosfico de la postura de Simone Weil que estricta-
mente se despliega como bsqueda racional de la Verdad y lo reducen a intentos de convenci-
miento ideolgico o a expresin de experiencias msticas.
Entre otras polmicas a las que da lugar la originalidad de su pensamiento, la dificultad para inter-
pretar algunas de sus ideas podra radicar en el enfoque pretendidamente neutral que la filosofía
adopta frente al tema de la diferencia de los sexos. Las lecturas patriarcales no observan que preci-
samente es el carcter eminentemente filosfico del pensamiento weiliano, y con mucha probabi-
lidad también específicamente femenino, lo que nos da la posibilidad de redefinir con precisin y
rigor axiomas básicos para la propia ideologa poltica, la mstica y, sobre todo, para una forma
autntica de espiritualidad que no nos aleja de la prctica de bsqueda de la Verdad en filosofía, ni
del Amor. Como afirma Bologna (2006):
Weil, en suma, bordeó la experiencia mstica sin pasar nunca, en realidad, el umbral. Profun-
diz, eligi, contamin, y replasm categoras, conceptos, lxico y semntica de los msticos
clsicos sobre todo con el fin de tomar, describir, interpretar en un horizonte tambin tico el
suceso inalcanzable del surgir del pensamiento, y el otro que de ste depende, de la intuicin
y de la creacin esttico-potica. (Bologna, 2006: 179)
En el contexto de su extensa y profunda obra, la idolatra, que es expresin de la necesidad humana
de consuelo frente a la conciencia de la desdicha experimentada como dolor, resulta para Simone
Weil una alternativa equivocada, producida por la imaginacin y que irremediablemente abona al
desarraigo, al extravo que produce la negacin de la facultad esencial humana de espiritualidad.
El desarraigo es la evasin que caracteriza puntualmente al ser humano del capitalismo moderno.
Su afirmación acerca de la espiritualidad en estrecho vínculo con el mundo, que Weil liga con la
dignidad del trabajo y el establecimiento de la Justicia, ni siquiera los comunistas la rechazaran
como ella misma dice:
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Sera fcil hallar en Marx citas en que se censura la falta de espiritualidad de la sociedad ca-
pitalista, de lo cual se infiere que debe estar en la nueva sociedad. Los conservadores tampoco
se atreveran a rechazar esta frmula. Ni los medios radicales, laicos o francmasones. Los cris-
tianos la haran suya con jbilo. Tal idea podra suscitar la unanimidad. (Weil, 1996: 87)
Weil recorre entonces el camino prctico de la accin poltica sin abandonar la ruta contemplativa
de la revelacin filosfica de la Verdad a la que se acerca mediante reflexiones teolgicas man-
teniendo as el criterio de la unidad de ambas esferas (la de los hechos del mundo y la de Dios). La
distincin de estas esferas corresponde con las sustancias cartesianas (sustancia pensante y sustan-
cia extensa). El compromiso filosófico con ambas le permite a la filósofa dilucidar una bifurcacin
del sentido de la Justicia que es necesario distinguir en sus dos niveles:
1) en el plano socio-poltico en el que Weil busca introducir la nocin del deber frente al
derecho y,
2) simultáneamente, en la dimensin prctico-personal de la tica y la epistemologa, que
sustenta las propuestas polticas y sociales del primer nivel.
Ambas vas remiten a una posibilidad de acceso a la Verdad, siguiendo la ruta del amor en germen
que habita en todo ser humano y que slo llega a ser despertado por la atencin sobrenatural, es
decir, por la vinculacin del plano epistemolgico del conocimiento del cosmos con el de la Justicia
y la moral, y tanto a nivel personal como social. El Equilibrio de todos estos planos configura la
armonía del mundo: la Belleza. Los tres principios platnicos articulados en su unidad real consti-
tuyen para Weil lo esencial de la Belleza, es decir, el Equilibrio perdido, “el pacto original del esp-
ritu con el universo” (Weil, 1982: 132), hoy destruido mediante la separacin de esa unidad, y que
se muestra en el patente desarraigo y en el desequilibrio del mundo en que vivimos.
Por ello el smbolo de la Justicia, la balanza, es tambin la imagen del Equilibrio, concebido por
Simone Weil como la frgil armona del mundo que constituye a la Belleza. No obstante, también
afirma que “el arte no tiene futuro inmediato porque todo arte es colectivo y hoy ya no hay vida
colectiva (no hay ms que colectividades muertas), y tambin debido a esa ruptura del verdadero
pacto entre el cuerpo y el alma” (Weil, 1994: 183).
En el contexto de la relacin que el ser humano tiene con los dos niveles de la realidad: el material
y el espiritual. La filósofa comprende y ubica un lugar preciso a las sustancias extensa y pensante
(cuerpo y alma) en el campo moral, lo que significa una simultaneidad entre el acto de pensar y el
de sentir. As establece una visin ms completa de la realidad humana, de sus facultades y de la
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posibilidad de conocer el mundo sin renunciar a l: Pienso, luego existo, pero a la vez estoy sin-
tiendo: sufro y gozo, y este padecer se vive en la conciencia, tiendo con el nimo (tono del alma)
la percepcin y finalmente la comprensin del mundo.
Desde este suelo terico estrictamente dualista la filosofa weiliana ayuda a comprender y expresar
aspectos inditos o muy poco explorados de la realidad, como la diferencia de los sexos, el valor de
la experiencia, la relacin del pensamiento con la vida y, lo ms importante, el concepto de una
verdadera humanidad centrada en el amor a la Justicia. Desde el primero hasta sus ltimos escritos,
Simone Weil expresa con clarividencia la importancia y la actualidad filosfica de este tema pri-
mordial sobre el que edificar la estructura completa de su pensamiento:
Se le est haciendo dao a un ser humano cuando grita interiormente: ¿Por qu se me hace
dao?. Se equivoca a menudo en cuanto intenta darse cuenta de qu mal sufre, quin se lo
inflige, por qu se le inflige. Pero el grito es infalible. El otro grito que se oye a menudo: ¿Por
qu el otro tiene ms que yo?, se refiere al derecho. Hay que aprender a distinguir los dos
gritos y hacer que se acalle el segundo tanto cuanto se pueda, con la menor brutalidad posible,
echando mano de un cdigo, de tribunales ordinarios y de la polica. Para formar espritus
capaces de resolver los problemas pertenecientes a ese mbito, basta la Escuela de Derecho.
Pero el grito ¿Por qu se me hace dao?plantea problemas muy diferentes, para los que es
indispensable el espritu de la verdad, de la justicia y del amor. (Weil, 2000: 36)
Ética weiliana o Lecturas de la Justicia
Slo existe una facultad del alma humana a la que
no le afecta la fuerza, ni por el lado de la instiga-
cin a ejercerla, ni por el lado de la posibilidad de
impedirla. Esa facultad es la de dar su consenti-
miento al bien, la facultad de amor sobrenatural.
(Weil, 2004: 49-50)
El des-enraizamiento o desarraigo de los seres humanos se revela en la mentira acerca del mundo y
de s mismos, que lleva a Weil a considerar que sea probable que, consecuentemente con la des-
atencin a la Belleza del mundo, los seres humanos merezcamos el castigo de la desdicha. En su
profundo escrito sobre El amor a Dios sostiene que “no conceder atencin a la belleza del mundo
es quiz un crimen de ingratitud tan grande que merece el castigo de la desdicha(Weil, 1995:88).
En cuanto es por medio de la poiesis o el trabajo (consistente en la accin corporal guiada por el
pensamiento) como comprendemos esencialmente el mundo, podemos afirmar que somos co-crea-
dores de l. Pero Simone Weil sostiene que tambin desde el mismo nivel moral participamos o
intervenimos en la realidad.
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Habiendo constatado que el conocimiento no se adquiere slo de forma intelectual, se plantea la
bsqueda de la Verdad no slo en trminos sociales sino tambin personales, en tanto que: Para
expresar lo verdadero es preciso un trabajo. Tambin para recibirlo. Sin trabajo se expresa y se
recibe lo falso, o cuando menos lo superficial” (Weil, 1994:99). Esto es as ya que, como dice en
referencia a las ilusiones
Entre los hombres (y excepcin hecha de las formas supremas de la santidad y del genio), lo
que produce la impresin de ser verdadero es casi necesariamente falso, y lo que es verdadero
produce casi necesariamente la impresin de ser falso. (Weil, 1994:99)
La sabidura filosfica de Simone Weil, tan creativa y libre como bella y profunda, se sustenta en
su calidad racional y en el rigor conceptual de un pensamiento filosófico que casi no proviene de
ninguna tradicin establecida, o bien establece una distancia crtica con las filosofas desde las que
construye su propio y original discernimiento. Así sostiene que, en la medida en que la compren-
sin de lo real involucra la participacin de la persona, todo conocimiento es hipottico. Por ello la
posible participacin del ser humano en el mundo depende, correlativamente, de la posibilidad
efectiva de comprenderlo.
El original y pertinente enfoque de la reflexin weiliana, cuya cualidad ms alta es la coherencia
entre su pensamiento y sus experiencias vitales
5
, permite identificar no slo la posibilidad terica
de comprender el mundo y comprendernos, sino tambin la posibilidad de arrebatar a los tcnicos
de la materia el dominio del espritu; puesto que es a ellos a quienes se ha encargado en la moder-
nidad, equivocadamente, su cuidado.
El despliegue de la ciencia moderna, que ha terminado por responsabilizar a los tcnicos de la ma-
teria de la direccin y del cuidado del espritu ha sido resultado, según ella, de una negligencia
intelectual que considera necesario enfrentar y superar con los recursos de la filosofa:
En el curso de los ltimos siglos se ha advertido confusamente la contradiccin entre la ciencia
y el humanismo, aunque nunca se ha tenido el valor intelectual de mirarla de frente. Se ha
intentado resolver esa contradiccin sin haberla expuesto primero a la vista de todos. Esta
falta de probidad de la inteligencia se castiga siempre con el error. (Weil, 1996:188)
Para Simone Weil es evidente que el Amor (Eros), siendo la facultad humana ms potente, ha re-
sultado ser la ms desperdiciada en todos los niveles de la realidad y la ms desconocida. No así en
5
Es importante recordar que sus Reflexiones sobre las causas de la libertad y de la opresión social (1982) es un escrito
que realiz en un periodo de seis meses, antes de entrar a trabajar por primera vez en una fbrica; lo que da cuenta de
su valoracin filosfica por la experiencia.
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su propia filosofa, donde cobra una vigencia inusitada. Las consecuencias del fatal error del aban-
dono de Eros son asumidas irremisiblemente por todos los individuos que conforman la cultura a
lo largo de la historia. Weil enfrenta esas consecuencias con su pensamiento y a lo largo de su vida.
Por esa unidad perdida del Bien, la Belleza y la Verdad que su reflexin intenta recuperar, es com-
prensible que su anlisis del desarraigo contemporneo derive en la idea, defendida persistente-
mente por ella, de que: ms vale fracasar que triunfar haciendo el mal(Weil, 1996:88). Por tanto
se propone desarrollar la importancia del Amor filosóficamente.
Pero en el intento de comprender el pensamiento de Weil resalta una dificultad inicial, planteada
y analizada por ella misma. La interpretacin que hacemos del mundo y especficamente de los
otros puede constituir casi una forma de violencia, en la medida en que tendemos a imponer nues-
tro propio sentido de realidad al objeto analizado. Segn ella, el desarraigo implica necesariamente
un agravamiento de la dificultad de comprensin. Por ello, ms all de misma, le interesa sealar
que:
El descrdito de palabras as como la consecuencia de lanzarlas al dominio pblico sin tomar
infinitas precauciones conllevara un dao irreparable; significara matar cualquier resto de
esperanza que pudiera hacer concebir la realidad correspondiente. [Las palabras que impul-
sen la inspiracin] no deben ser una consigna. (Weil, 1996:88. Bastardillas de la autora)
Se dirige por lo tanto a quienes atiendan con un rigor intelectual estrechamente ligado a la sensibi-
lidad sus profundos, precisos e inquebrantables planteamientos, trazados tericamente y si-
multneamente sometidos al criterio de la experiencia. Mediante un recorrido radical hacia las
races de la experiencia y de la existencia(Bologna, 2006: 182) de Simone Weil, Bologna consi-
dera urgente dibujar sus mapas alegricos, medir sus deudas con el pasado (la biblioteca de Si-
mone es amplia, pero no ilimitada) y los crditos hacia el pensamiento contemporneo(Bologna,
2006: 189). Los caminos que su pensamiento segua no eran ms que constataciones del fracaso
intelectual de la filosofa ante una realidad tan agobiante como el totalitarismo alemn y sovitico
de su tiempo y los mltiples conflictos y tensiones sociales (hoy radicalizados, aunque de otra ín-
dole) que circundaban su poca.
En su propio momento, despus de comprobar la falsificacin del significado de las prcticas y fa-
cultades ms altas de los seres humanos, la filósofa sostiene una crtica directa al individualismo
moderno representado en el arte:
En nuestra poca, en la que los escritores y los cientficos han usurpado de manera un tanto
extraa el lugar de los sacerdotes, el pblico reconoce, con una complacencia que no est de
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ningn modo fundada en la razn, que las facultades artsticas y cientficas son sagradas
6
. […
Esta divinizacin o idolatra, como le llama en otros momentos, que se produce frente al arte,
la ciencia y otras prcticas humanas] ocasiona actitudes hacia la vida tales como aquella, tan
comn en nuestro siglo, expresada en la horrible frase de Blake: Ms vale ahogar a un beb
en su cuna que conservar en s un deseo no satisfecho’. (Weil, 2000: 20-21. Bastardillas de la
autora)
Lo anterior es un ejemplo de cmo la falsificacin de la Verdad y del Bien consiste en el dominio
generalizado de la impiedad: la prueba suprema de ausencia de compasin social y personal y
muestra del egoísmo individualista que las funda. Pero sobre todo expresa la hegemona absoluta
del deseo que caracteriza a la sociedad actual (neoliberal y posmoderna). Por ello, para evitar el
riesgo de la mera ilusin y ante el peligro de ser incomprendida, Weil recurre a la filosofa ya que
cree (como sostiene en sus Cuadernos) que el objeto de la ciencia no es la verdad, sino la belleza.
La filosofa es la que tiene por objeto la verdad” (Weil, 2001: 760), como el arte tiene por objeto la
vocacin del Bien.
El sentido de cada uno de los tres componentes de esta unidad ontolgica esencial: el Bien (la Jus-
ticia), la Verdad (el Amor) y el Equilibrio (la Belleza), depende precisamente del sostenimiento de
dicha unidad. Su dispersin o separacin encarna la posibilidad (realizada actualmente) del des-
arraigo extremo (el dominio del mal, en términos ontológicos). A diferencia de la visión marxista de
la realidad (de la que Simone Weil se deslinda claramente en su texto Reflexiones sobre las causas
de la libertad y de la opresión social), la ilusin, de la que los seres humanos frecuentemente son
presa, no consiste slo en un engao de los sentidos o de la mente que promueva una falsa concien-
cia de la realidad o una visión distorsionada de ella, sino una distorsin monstruosa del sentido de
la Justicia, la Belleza y la Verdad y, sobre todo, de su unidad perdida; olvidada en cuanto realidad
esencial.
Proyectar el deseo propio sobre los dems, como exigencia, es un acto permanente que el hbito de
la imaginacin impone, sin embargo el tema del otro, con toda su problematicidad, resulta crucial
en el pensamiento tico de nuestra autora. En plena coherencia con su formulacin acerca del com-
promiso humano con la Justicia y a partir de su tesis sobre la interpretacin a la que llama lec-
tura Weil sustenta que ser leda como otro se liga con el principio bsico de la Justicia:
6
Generalmente, agrega Weil, se considera que esto es evidente, aunque est lejos de serlo. [... Inclusive] se alega
que el juego de esas facultades se encuentra entre las formas ms altas de realizacin de la persona humana. A me-
nudo, en efecto, solo es eso [lo cual significa reducirse nuevamente al yo, como conciencia]. En ese caso, es fcil darse
cuenta de lo que vale y de lo que ocasiona”. (Weil, 2000:20-21. Bastardillas de la autora)
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Justicia. Estar dispuesto a admitir que el otro es distinto a lo que leemos cuando est presente
(o cuando pensamos en l) (...) Cada ser grita en silencio para ser ledo como otro. Se lee, pero
tambin se es ledo por otro. Interferencias de esas lecturas. Obligar a alguien a leerse a s
mismo como se lo lee (esclavitud). Obligar a los otros a leernos como nos leemos a nosotros
mismos (conquista). Lo ms frecuente: dilogo entre sordos. (Weil, 1994: 167-168)
Eros: entre la materia del mundo y el espíritu humano
El amor es la nica facultad del alma de la que es
imposible que salga ninguna brutalidad de
ningn gnero. Es, por lo tanto, el nico principio
de justicia del alma humana. La analoga nos lleva
a pensar que se trata tambin del principio de la
justicia divina, slo que, al ser perfectamente
justo, Dios es adems enteramente Amor. (Weil,
2004: 49-50)
El despliegue weiliano del concepto de Amor consiste en concebirlo como el Ser mismo. Inmersa
en el contexto de la compleja realidad de la primera mitad del siglo XX, Simone Weil fue capaz de
formular un pensamiento filosfico original en su interpretación de la dualidad cartesiana alma
cuerpo, materia espíritu, que la lleva al difcil esfuerzo de definir la espiritualidad del modo como
la entiende, con plena conciencia del dao que puede representar el intento de definirla, en las
condiciones actuales de desarraigo y abandono de la espiritualidad. Segn ella, la distorsin del
valor de la espiritualidad, así como de prcticamente todas las prcticas y potencias vitales de los
seres humanos, es una de las consecuencias del desarraigo.
La espiritualidad que examina filosficamente a partir de su contenido moral y religioso, le lleva a
decir:
El trmino espiritualidadno implica ninguna afiliacin particular [...] Pero no es posible re-
ferirse a semejante frmula sin temblar. ¿Cmo alcanzarla sin mancillarla, sin hacer de ella
una mentira? Nuestra poca est tan intoxicada de mentira que convierte en mentira todo lo
que toca. (Weil, 1996: 87)
El riesgo de incomprensin que circunda en general al pensamiento se muestra cuando, en su caso,
como afirma Corrado Bologna (2006), no se ha comprendido plenamente su filosofía como una
cosmogona y una cosmologa del espritu, una fsica espiritual que configura una metafsica y una
tica, y tambin una esttica [... en] su fragmentaria, asistemtica fundacin moderna(Bologna,
2006: 188-189. Bastardillas de la autora).
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Los diversos temas abordados en este trabajo: el Amor, la espiritualidad, la Justicia, el desarraigo (y
la relacin que tienen con la Verdad y la Belleza) caracterizan aspectos relevantes de la postura
tica que Simone Weil dise para enfrentar los retos del presente. Presente que, como sabemos,
necesita urgentemente nuevas claves de interpretacin, si no universales al menos suficientemente
plausibles como para permitir a los seres humanos una mnima posibilidad de convivencia y de
orientacin moral, para ubicarse en el desolado mundo actual.
Con el fin de comprender la reflexin filosfica de Simone Weil y definir su significado y valor, en
este trabajo fue asumido que el fondo de sus preocupaciones coincide con algunas ideas contem-
porneas que, desde una perspectiva posmoderna, conciben la accin humana enmarcada en una
visin desencantada de la realidad. La complejidad del mundo contemporneo y las trgicas formas
de resolucin de las relaciones humanas del presente patentizan la urgencia de identificar parme-
tros de orientacin para la praxis social del siglo XXI. Es evidente que la necesidad de comprender
para actuar se presenta hoy de forma ms real y apremiante para el saber filosfico y para la praxis
social que cualquier otro objeto intelectual.
La filósofa alemana Hannah Arendt (1906-1975) sostiene que la comprensión del mundo se sus-
tenta en una comprensión preliminar (Arendt, 1995), que a su vez está ligada a la vida concreta de
las relaciones interpersonales en su pluralidad. De modo similar Simone Weil plantea la necesidad
de reconstruir nuestra relacin con el mundo desde la relación con los otros. Sin embargo, descubre
que hasta la filosofa se ha colocado a contrapelo del logos verdadero, que es integrador de la unidad
del mundo y el espritu, sin posibilidad de divisin alguna con Eros fundador.
Quien fuera sobre todo una pensadora de y desde la accin, y al mismo tiempo alguien profunda-
mente preocupada por la relacin del ser humano con Dios, se preguntaba mientras elaboraba su
escrito Sobre las causas de la libertad y de la opresin social:
¿Qu significa hacer balance o crtica de nuestra civilizacin? [Y se responde:] Tratar de poner
en claro de una manera precisa la trampa que ha llevado al hombre a ser esclavo de sus propias
creaciones. Por dnde ha penetrado la inconsciencia en el pensamiento y la accin metdicas.
Escaparse a una vida salvaje es una solucin perezosa. Hay que encontrar de nuevo el pacto
original entre el espritu y el mundo en la misma civilizacin en que vivimos. (Weil, 2001:
58-59. Bastardillas de la autora)
En este sentido se constata que la base platónica (unidad triádica de la realidad) de la doctrina
weiliana, resulta adecuada para comprender y vivir la realidad de nuestro tiempo. Simone Weil es
capaz de visualizar y reconstruir el ideal de una convivencia ms digna, menos injusta y desigual,
desde la que traduce la revelacin de la Justicia como responsabilidad, en torno al lmite como me-
dida de la Verdad, y el Equilibrio como Belleza. La francesa está convencida de que la Justicia es
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el objetivo de la poltica y la política es una forma de actividad superior que utiliza la facultad hu-
mana de la Justicia:
Casi nunca se considera la poltica como un arte de especie tan elevada. Pero es que durante
siglos nos hemos acostumbrado a considerarla slo, o en todo caso principalmente, como la
tcnica de la adquisicin y de la conservacin del poder. Pero el poder no es un fin. Por su
naturaleza, por su esencia, por definicin, es exclusivamente un medio. Es para la poltica lo
que un piano para la composicin musical. (Weil, 1996: 170)
Considerando lo anterior, lo más importante del concepto weiliano de Amor es su carácter integra-
dor de todo lo que existe, la realidad misma: el ser mismo concebido como la mediación entre el
Logos y Eros. En el plano ético el factor real, humano, del Equilibrio cósmico y social, cuya función
última es el logro de la armonía y la relación. Por último, Simone Weil sostiene una definición
filosófica del Amor, al que identifica con lo real a la manera de un Dios hecho de la materia del
mundo y sólo comprendido por medio del espíritu. Dios o el Amor es el emisario de la Justicia
representada en el Equilibrio del cosmos, del que es responsable el espíritu humano en el ejercicio
libre de su voluntad:
El hecho mismo de haber traducido Logos’ por Verbo’ indica que algo se ha perdido, pues
λοΥοϛ quiere decir ante todo relación, y es sinónimo de αριθμοϛ, número, en Platón y los
pitagóricos. Relación, es decir, proporción. Proporción, es decir, armonía. Armonía, es decir,
mediación. Yo traduciría: al comienzo estaba la mediación (Weil, 1998, 58).
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