Protrepsis, Año 11, Número 22 (mayo - octubre 2022). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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exterminio, la propia diversidad ha aniquilado el concepto bipartidista sobre un horizonte cultural
múltiple e identitario.
2.1 El cyborg anarquismo. Nuevos horizontes feministas.
El cyborg es un anarquista por decisión y constitución ontológica. El cyborg surge desde la fantasía
para convertirse en un hecho fehaciente de la resistencia de los grupos que han sido invisibilizados
en y por la cultura. La filósofa Emma Goldman señala que:
Sólo el anarquismo enfatiza la importancia del individuo, sus posibilidades y necesidades en
una sociedad libre. El anarquismo insiste en el hecho de que el centro de gravedad de la so-
ciedad es el individuo, quien debe pensar por sí mismo, actuar con libertad y vivir plenamente
su propia vida. (Goldman, 2017/1934:2).
Desde ahí se configura un imaginario social anarquista, espacio donde se desarrolla el cyborg, lugar
en el que sólo se encuentran aliados, lienzo que desdibuja la idea de un enemigo.
El cyborg anarquista desvanece la noción del contrario y se concilia con las nuevas estructuras que,
surgiendo del caos, adquieren nuevas formas dentro de una manera distinta de concebir ideas como
individuo, sociedad, grupo, entre otros: “Los cyborgs no son irreverentes, no recuerdan el cosmos,
desconfían del holismo, pero necesitan conectar: parecen tener un sentido natural de la asociación
en frentes para la acción política, aunque sin partidos de vanguardia” (Haraway, 1991: 256).
Si bien, tanto para Donna Haraway como para Emma Goldman, el feminizar la ontología, la epis-
temología y el método vigentes puede ser un equívoco que opaque el lente que encuadra el femi-
nismo, así pues, ¡hay que destruir desde los cimientos de lo establecido para volver a construir con
todas las certezas de la realidad actual!
Por esta razón, la figura del cyborg es una metáfora del feminismo, de la verdad, de la libertad, de
las afirmaciones del ser en la cultura. La epistemología feminista fortalece su postura reaccionaria
dentro del contexto postmoderno y uno de sus símbolos ontológicos es: el cyborg, cuerpo tecnoló-
gico, un híbrido de lo humano, estandarte de la más pura anarquía. De ahí que “el anarquismo, “el
maravilloso ideal”, “el gran germen del pensamiento”, fuera la filosofía de la completa expresión
individual y de la “fusión armónica” entre individuo y sociedad” (Goldman, 2017:5).
El feminismo cyborg permite involucrarse de manera corpórea con las denuncias del campo cien-
tífico, de los principios de individuación del placer y, también, con los estatutos del poder. Con-
viene subrayar su carácter global, favorece y enmarca la lucha del conocimiento, tanto desde lo