Protrepsis, Año 11, Número 21 (noviembre 2021 - abril 2022). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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cuando lo tenemos en nuestro poder [in unserer Macht] de tal modo que podemos gozar [ge-
nießen] de él cuanto queramos (Leibniz, 1977: 194, [Bastardillas del autor]).
La posesión de la cosa (en el caso de un objeto) o de los órganos sexuales del otro (en el caso de un
sujeto o persona), el hecho de que esté a nuestra merced y dentro del límite de nuestro alcance —
dentro del límite de nuestro poder de control, dominación y gobierno—, nos infla de placer y satis-
facción porque nos infla de poder; aumenta nuestra potencia, pero a costa de depotenciar y entris-
tecer a los otros (los varones a las mujeres, los progenitores a sus hijos, los amos a sus siervos, los
soberanos a los súbditos, etc.). Por el contrario, la no-posesión resulta intolerable, provoca sufri-
miento, angustia, dolor, displacer, desasosiego, resentimiento, mala conciencia, sensación terrible-
mente intolerable de vacío y falta; y consecuentemente, nos insufla una idea fija: un deseo para-
noico y perverso de captura y posesión.
Se trata de poseer el derecho a la cosa, y al uso de la cosa, contrato mediante; incluido el derecho al
uso de los órganos sexuales. El concepto de posesión es desplazado analógicamente del plano de las
relaciones jurídicas y políticas al plano de las relaciones sexuales y afectivas (analogización de la
economía sexo-afectiva y de la economía jurídico-política). Schopenhauer (en 1820 y 1844) da por
sentado que el amor sexual se reduce a la práctica sexual de la penetración-descarga, lo cual en-
trampa al deseo (libido) dentro del mismo esquema circular vicioso:
Pero la base de toda volición es la menesterosidad [Bedürftigkeit], la carencia [Mangel], en
una palabra, la aflicción [Schmerz] que le es originariamente connatural y en la que recae
merced a su propia esencia. Echa en falta ‘objetos’ de volición cuya satisfacción hace que se
vuelvan a adueñar de ella con facilidad, invadiéndole un pavoroso vacío y un atroz aburri-
miento [so befällt ihn furchtbare Leere und Langeweile]. […] Toda ‘satisfacción’ [Befriedi-
gung], o lo que comúnmente se llama ‘dicha’ [Glück], resulta por su propia naturaleza mera-
mente negativa y, por ende, nunca es positiva. El “ser feliz” no es algo que acontezca origina-
riamente y por sí mismo, sino que nunca puede consistir más que en la satisfacción de un
deseo. De ahí que el ‘deseo’, es decir, la carencia, suponga la condición previa de cualquier
goce [Daher ist ‘Wunsch’, d. h., Mangel, die vorhergehende Bedingung des Genusses]. […]
Toda satisfacción o dicha nunca significa otra cosa que la liberación de un dolor o de una
necesidad.
[...] La voluntad de vivir consiste en la afirmación del propio cuerpo mediante la aplicación
de sus propias fuerzas. Con ella se vincula de inmediato la satisfacción del impulso sexual, la
cual no deja de corresponderle en cierto modo, en tanto que los genitales [die Genitalien]
forman parte del cuerpo (Schopenhauer, 2001: 55, 62-63, 87; [Bastardillas del autor]).