Protrepsis, Año 10, Número 19 (noviembre 2020 abril 2021). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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ISSN: 2007-9273
Protrepsis, Año 10, Número 19 (noviembre 2020 abril 2021) 177 - 183
Recibido: 09/10/2020
Aceptado: 28/11/2020
Ensayo: El uso de intuiciones como evidencia en la filoso-
fía analítica
Joel Alejandro Franco Ramírez
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, Joel Anaya Padilla
2
1
Universidad de Guadalajara.
Guadalajara, México.
E-mail: alexfranco@gmail.com
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Universidad de Guadalajara.
Guadalajara, México.
E-mail: lecturasfilosoficas@gmail.com
Resumen: La filosofía analítica es con frecuencia caracterizada por su claridad, precisión y riguro-
sidad. Sin embargo, una de las controversias contemponeas sobre su metodología concierne a su
supuesto uso de intuiciones como evidencia para apoyar afirmaciones filosóficas. Tal uso sería pro-
blemático debido a la falta de acuerdo respecto a qué son las intuiciones, cuál es su papel justifica-
torio, e incluso dudas sobre su fiabilidad. Cappelen, uno de los principales críticos de la idea de que
los filósofos dependen de intuiciones, propone un conjunto de características que suelen atribuirse
a éstas. Al revisar la literatura filofica no encuentra ejemplos de juicios que cumplan con estos
criterios, por lo que concluye que realmente no se utilizan intuiciones. Contra esto, sostenemos que
tal enfoque es incorrecto. Si una parte sustancial de los fisofos declaran utilizar intuiciones como
evidencia, entonces hay un sentido significativo en el que el rmino es utilizado. La pregunta no
es entonces si los fisofos usan intuiciones o no, sino qué sentido le dan al término cuando dicen
estar usando intuiciones. De esta manera se prioriza el uso de definiciones operacionales que per-
mitan la investigación, incluso empírica, sobre las intuiciones y su aplicación.
Palabras clave: Intuición, evidencia, metafilosofía, Cappelen, definiciones.
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Abstract: Analytic philosophy is often characterized by its clarity, precision and rigor. However,
one of the contemporary controversies about his methodology concerns his alleged use of intuitions
as evidence to support philosophical claims. Such use would be problematic due to a lack of agree-
ment on what intuitions are, what their justifying role is, and even doubts about their reliability.
Cappelen, one the main critics of the idea that philosophers rely on intuitions, proposes a set of
characteristics that are usually attributed to them. After reviewing the philosophical literature, he
does not find examples of judgments that meet these criteria, thus he concludes that intuitions are
not really employed. Against this, we hold that such an approach is wrong. If a substantial part of
philosophers claim to use intuitions as evidence, then there is a meaningful sense in which the term
is used. The question then is not whether philosophers use intuitions or not, but what meaning
they give to the term when they say they are using intuitions. In this way, the use of operational
definitions that allow research, even empirical, on intuitions and their application is prioritized.
Keywords: Intuition, evidence, metaphilosophy, Cappelen, definitions.
Estado de la cuestión
En las últimas décadas, la llamada filosoa analítica ha tenido un enorme florecimiento, ya no lo
en las universidades anglosajonas, sino más alde éstas. Los filósofos analíticos soan pensar que
la tarea principal de la filosofía era el análisis del lenguaje o de los conceptos, pero hoy en día sería
s idóneo identificarlos por su manera particular de hacer filosofía. A esta corriente filosófica se
le suele caracterizar por su supuesta claridad, precisión y rigurosidad. Sin embargo, su metodología
no está libre de controversias, ni siquiera entre sus adherentes. Una de las más relevantes en los
debates contemporáneos concierne al presunto uso de intuiciones como evidencia para apoyar afir-
maciones filosóficas.
En su libro Philosophy without Intuitions (2012), Cappelen denomina Centrality
a la tesis que ex-
pone que los fisofos analíticos contemporáneos hacen uso de intuiciones como evidencia para sus
teorías filosóficas. De acuerdo con él, esta afirmacn sea ... almost universally accepted in cu-
rrent metaphilosophical debates” (Cappelen, 2012:1). De esta opinión es Goldman quien sostiene
que “one thing that distinguishes philosophical methodology from the methodology of the sciences
is its extensive and avowed reliance on intuitions” (2007:1). Asimismo, Williamson afirma que
“’Intuition plays a major role in contemporary analytic philosophy’s self-understanding”
(2007:215). Por mencionar sólo unos cuantos casos.
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Si los filósofos hacen un uso evidencial de las intuiciones, mucho dependede qué se entiende
por intuición. En general, parece haber cierto acuerdo entre los teóricos de las intuiciones en que
éstas deben ser espontáneas, no-reflexivas, no-inferenciales. Sin embargo, existe toda una multipli-
cidad de definiciones concretas sobre lo que son las intuiciones: se las entiende en términos de jui-
cios (Chalmers, 2014), creencias (Kornblith, 1998), inclinaciones a creer o a decir (Goldman, 2007;
Sosa, 1998), estados mentales (Climenhaga, 2017), etc. A esto hay que agregar las caractesticas
s específicas en cada una de las definiciones. Por ejemplo, mientras que Climenhaga (2017)
sostiene que se puede caracterizar a las intuiciones con base en tres criterios, Chalmers (2014) s
bien propone una definición mínima de un único criterio que capture el núcleo de lo que son las
intuiciones. Si realmente es el caso que los filósofos analíticos dependen de intuiciones en sus ar-
gumentaciones, no queda claro qué son o qué rol justificatorio juegan, esto resulta algo desastroso.
Puesto que la filosofía analítica se jacta de su rigurosidad “… this blank space in its foundations
looks like a methodological scandal” (Williamson, 2007:215). De ahí la relevancia de abordar esta
cuestión.
Es importante notar que centrality es una tesis descriptiva, no normativa; una afirmacn sobre
mo los filósofos hacen filosofía, no sobre cómo deberían hacerla. Por ello, aceptar la verdad de
centrality no compromete a aceptar que esto es algo deseable. Además, es una tesis metafilosófica.
Esto es, no trata sobre una cuestión de primer orden, como aquellas presentes en disciplinas como
epistemología o metafísica
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, sinos bien sobre la práctica filosófica misma.
Intuiciones y evidencia
En la mayoría de disciplinas intelectuales se da por supuesto que las afirmaciones deben ser apo-
yadas por evidencia: “Mathematicians have proofs, biochemists have experiments, historians have
documents” (Williamson, 2007: 208). Pese a ello, queda la cuestión de si los filósofos también uti-
lizan evidencias de algún tipo, y si es el caso, en qué consisten. Al investigar, puede encontrarse
una gran variedad de elementos que los fisofos usan para apoyar sus afirmaciones. En algunos
casos, recurren a inferencias deductivas; en otros, a la evidencia empírica proveniente de las cien-
cias naturales
2
, y a veces también a elaborados experimentos mentales. De esta manera, el tipo de
evidencia del cual los fisofos pueden echar mano parece bastante amplio. Con todo, el uso de
intuiciones en filosofía es puesto en cuestión en ocasiones.
1
V.gr. ¿Qué es una creencia justificada?, ¿Hay verdades morales objetivas?
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Poniendo por caso, en el debate sobre el libre albedrío suele apelarse a la investigación científica proveniente de la
física y las neurociencias para apoyar afirmaciones filosóficas sobre la constitución del mundo y los sujetos.
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Cappelen niega que los fisofos analíticos dependan de las intuiciones como evidencia; en el peor
de los casos, sostiene que éstos lo hacen un uso descuidado en sus escritos de rminos como in-
tuición y similares (obvio, evidente, etc.), pero que esta irresponsabilidad lingüística ha tenido poco
o ningún efecto en la filosofía de primer orden. De acuerdo con él, lo habría confundido a los
metafilósofos al dibujar una imagen incorrecta de lo que la filosoa es y cómo es hecha, generando
así pseudo-problemas.
En general, Cappelen afirma que uno de los argumentos que suele presentarse a favor de Centra-
lity es algo que llama the Argument from Philosophical Practice (de ahora en adelante, APP), de
acuerdo con el cual el uso de intuiciones se demuestra al observar la práctica de los fisofos. Ideal-
mente, el APP debería ser presentado de la siguiente manera:
[…] a proponent of Centrality first specifies a set of features she thinks intuitive judgments
have, say F1,… , Fn, and then tries to show that the judgments philosophers rely on at
central points in their arguments have F1,… , Fn. (Cappelen, 2012: 5).
Este tipo de presentación no requiere de ningún tipo de terminología relacionada con la intuición,
sino que se enfoca s bien en las características de cómo se argumenta a favor (o en contra) de
ciertas afirmaciones filosóficas.
Como intento de refutación del APF, Cappelen propone una definición consistente en tres rasgos
que, de acuerdo con él, suelen ser mencionados por los defensores de centralidad: (F1) tienen una
fenomenología especial; (F2) tienen un estatus epistémico especial, en tanto que justifican pero sin
necesitar ellas mismas justificación,
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y (F3) están basadas únicamente en la competencia concep-
tual. Tras revisar algunos casos de estudio paradigmáticos, como el argumento del violinista de
Thompson a favor del aborto, y el argumento del zombi filosófico de Chalmers en contra del mate-
rialismo, Cappelen concluye que no hay instancias de (F1) - (F3) en la argumentación de los filó-
sofos. Por lo tanto, declara que la ausencia de (F1)-(F3) en estos experimentos mentales es eviden-
cia de la ausencia del uso de intuiciones en la argumentación filofica.
Definiciones y operacionalización
Para refutar el APP de manera definitiva, se necesita mostrar no sólo que las intuiciones, tal como
Cappelen las caracteriza, no existen en la práctica filofica, sino también que la concepción de la
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Una sutileza relevante al respecto es que esto no implica que las intuiciones no tengan una justificación inferencial,
sino sólo que no la necesitan.
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mayoría
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de los filósofos sobre su propia práctica está equivocada. Sin embargo, Cappelen no pro-
porciona un argumento convincente que apoye esta conclusión, limitándose a dar una definición
propia para luego señalar que nada de lo que los fisofos utilizan encaja con ésta.
En respuesta, Weinberg (2014) afirma que la caracterización de las intuiciones de Cappelen es tan
demandante que no es de sorprender que nada en la literatura filosófica la satisfaga. En este sen-
tido, lo que Cappelen busca simplemente no existe, ni tampoco es algo que los defensores de Cen-
trality colectivamente creen que exista. Por este motivo, nada de interés podría extraerse de esta
estrategia de poner un estándar demasiado alto y luego señalar que las intuiciones no pasan el test.
De manera similar, Chalmers (2014) cree que la definición de Cappelen es excesiva, pero que una
vez que nos enfoquemos en una definición más simple, es plausible que los fisofos sí utilicen
intuiciones en su argumentación.
Como ha mostrado la historia de la filosofía, definir un concepto es extremadamente difícil, incluso
en el caso de algo tan concreto como una silla. Aunque el intento de dar una definición de las in-
tuiciones que capture las condiciones necesarias y suficientes que éstas poseen es sin duda de inte-
s filosófico, no es indispensable para aceptar el uso de intuiciones en filosofía. Bien definidas o
no, si una parte significativa de los fisofos dice estar utilizando intuiciones como evidencia (lo
cual es el caso), entonces hay un sentido significativo del término intuición en uso, sea cual sea. En
consecuencia, esta noción de intuición compartida por los defensores de Centrality sería mejor con-
siderada en un sentido operacional en lugar de enrminos de una definición conceptual.
Se poda objetar que la falta de una definición acabada del concepto de intuición implica recha-
zarlo. Si ese fuera el caso, entonces se debería hacer lo mismo con tantos otros conceptos filosóficos.
Sin embargo, por ejemplo, salvo los escépticos s férreos, no se considera razonable desechar el
concepto de conocimiento lo porque no se cuenta con una definición perfecta, como lo ilustra el
debate en torno a los casos Gettier. Por si fuera poco, incluso en la ciencia algunos conceptos care-
cen de una definición definitiva, como sucede conrminos como vida, energía e inteligencia. Si
los científicos se tomaran la objeción de la falta de definiciones perfectas de algunos de sus concep-
tos como algo insuperable, áreas científicas enteras jamás haban despegado de su punto de par-
tida. Aun así, muchas veces la ciencia se las arregla para trabajar sin definiciones del todo precisas.
Lo logra mediante el uso de definiciones operacionales, es decir, definiciones convencionales que
sirven a una investigación particular y permiten medir una variable específica. A no se quedan
estancados en las meras definiciones y pueden realizar descubrimientos sobre el mundo.
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Kuntz y Kuntz (2011) señalan que el 50.9% de los filósofos encuestados están de acuerdo con que
“las intuiciones son útiles para justificar afirmaciones filosóficas”.
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De manera análoga, la filosofía podría beneficiarse de la operacionalización del término intuición.
Al poner el enfoque en cómo los fisofos utilizan explícitamente el término intuición en una situa-
ción dada, se abre paso a investigaciones que permitan la aplicación del concepto. Y de hecho, el
uso de definiciones operacionales de las intuiciones es algo que ya se lleva a cabo. En las últimas
décadas, han surgido intentos de explorar empíricamente las intuiciones de las personas para abor-
dar problemas tradicionales de la filosofía. Tales intentos suelen agruparse bajo el término filosofía
experimental. Así, por ejemplo, en una de las investigaciones pioneras de este campo, se define la
noción de intuición epistémica como “... a spontaneous judgment about the epistemic properties
of some specific case, a judgment for which the persona making the judgment may be able to offer
no plausible justification(Weinberg, Nichols & Stich, 2001: 433). Esta definición operacional les
permite señalar que los universitarios asiáticos de la muestra, en contraste con sus contrapartes oc-
cidentales, estaban s de acuerdo en que sí había realmente conocimiento en escenarios de estilo
Gettier. No obstante, entender a las intuiciones como respuestas a experimentos mentales de algún
tipo no es un requisito necesario,
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sino que dependerá de la definición operacional en cuestión.
Por último, es necesario señalar que es poco probable que la filosofía sea única en su uso de intui-
ciones de una u otra manera. De acuerdo con Chalmers (2014), toda disciplina intelectual, desde
las ciencias naturales hasta las matemáticas, dependean de éstas. La diferencia recaería en su ex-
tensión, focalidad y nivel de desacuerdo. Por ejemplo, Chalmers afirma que la intuición es necesa-
ria en las matemáticas para justificar al menos algunos axiomas básicos y reglas de inferencia. A
partir de ahí, la justificación inferencial puede hacer el resto. Sin embargo, estos axiomas gozan de
amplio consenso y rara vez son cuestionados.
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Conclusión
La crítica de Cappelen para negar el uso de intuiciones en filosofía consiste en especificar un con-
junto de condiciones que éstas deben satisfacer. Al no encontrar nada que lo haga, concluye que
no existen las intuiciones en filosofía. Y sin embargo, una parte sustancial de los fisofos estima
que usan intuiciones como evidencia como apoyo a afirmaciones en filosofía. En lugar de especifi-
car las características que las intuiciones han de tener, un enfoque más provechoso sería mirar al
sentido que los fisofos dan a las intuiciones cuando dicen usarlas. Al especificar en una investi-
gación filofica cualquiera que se entenderá el concepto de intuición “de tal y cual manerase
abre paso a un mejor entendimiento y consenso sobre el concepto a trabajar. No sólo eso, pues en
5
Presumiblemente, afirmaciones como “robar es malo” o “si p, entonces q; y p; por lo tanto, qpodrían ser tomadas
como ejemplos de intuiciones que no requieren darse dentro del contexto de una situación imaginaria en filosofía.
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Aunque a veces son cuestionados, como sucede con el principio de no contradicción y las lógicas
paraconsistentes.
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el caso de las investigaciones empíricas, como aquellas de la filosofía experimental, se permitirían
también potenciales intentos posteriores de réplica de las investigaciones sobre las intuiciones.
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