Protrepsis, Año 10, Número 19 (noviembre 2020 – abril 2021). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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Si los filósofos hacen un uso evidencial de las intuiciones, mucho dependerá de qué se entiende
por intuición. En general, parece haber cierto acuerdo entre los teóricos de las intuiciones en que
éstas deben ser espontáneas, no-reflexivas, no-inferenciales. Sin embargo, existe toda una multipli-
cidad de definiciones concretas sobre lo que son las intuiciones: se las entiende en términos de jui-
cios (Chalmers, 2014), creencias (Kornblith, 1998), inclinaciones a creer o a decir (Goldman, 2007;
Sosa, 1998), estados mentales (Climenhaga, 2017), etc. A esto hay que agregar las características
más específicas en cada una de las definiciones. Por ejemplo, mientras que Climenhaga (2017)
sostiene que se puede caracterizar a las intuiciones con base en tres criterios, Chalmers (2014) más
bien propone una definición mínima de un único criterio que capture el núcleo de lo que son las
intuiciones. Si realmente es el caso que los filósofos analíticos dependen de intuiciones en sus ar-
gumentaciones, no queda claro qué son o qué rol justificatorio juegan, esto resulta algo desastroso.
Puesto que la filosofía analítica se jacta de su rigurosidad “… this blank space in its foundations
looks like a methodological scandal” (Williamson, 2007:215). De ahí la relevancia de abordar esta
cuestión.
Es importante notar que centrality es una tesis descriptiva, no normativa; una afirmación sobre
cómo los filósofos hacen filosofía, no sobre cómo deberían hacerla. Por ello, aceptar la verdad de
centrality no compromete a aceptar que esto es algo deseable. Además, es una tesis metafilosófica.
Esto es, no trata sobre una cuestión de primer orden, como aquellas presentes en disciplinas como
epistemología o metafísica
, sino más bien sobre la práctica filosófica misma.
Intuiciones y evidencia
En la mayoría de disciplinas intelectuales se da por supuesto que las afirmaciones deben ser apo-
yadas por evidencia: “Mathematicians have proofs, biochemists have experiments, historians have
documents” (Williamson, 2007: 208). Pese a ello, queda la cuestión de si los filósofos también uti-
lizan evidencias de algún tipo, y si es el caso, en qué consisten. Al investigar, puede encontrarse
una gran variedad de elementos que los filósofos usan para apoyar sus afirmaciones. En algunos
casos, recurren a inferencias deductivas; en otros, a la evidencia empírica proveniente de las cien-
cias naturales
, y a veces también a elaborados experimentos mentales. De esta manera, el tipo de
evidencia del cual los filósofos pueden echar mano parece bastante amplio. Con todo, el uso de
intuiciones en filosofía es puesto en cuestión en ocasiones.
V.gr. ¿Qué es una creencia justificada?, ¿Hay verdades morales objetivas?
Poniendo por caso, en el debate sobre el libre albedrío suele apelarse a la investigación científica proveniente de la
física y las neurociencias para apoyar afirmaciones filosóficas sobre la constitución del mundo y los sujetos.