Protrepsis, Año 9, Número 18 (mayo – octubre 2020). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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respecta. Según lo expresa Graham Sumner, el gran precursor de la sociología, esto se debe a que
la legitimidad les viene dada por su propia tradición:
La idea de lo correcto está en las costumbres tradicionales, no fuera de ellas ni tiene un
origen independiente y que se introduce para probarlas. En las costumbres tradicionales,
lo que es, es lo correcto, y así es porque son tradicionales, y de este modo contienen en sí
mismas la autoridad de los espíritus ancestrales. Cuando llegamos a las costumbres tradi-
cionales, estamos al final de nuestros análisis (Citado en Rachels, 2017: 40).
Los argumentos relativistas suelen esgrimirse por aquellos que buscan defender el valor y la liber-
tad para organizarse y desarrollar su vida individual o colectiva según sus propios criterios; normal-
mente como oposición a ciertos modelos impuestos por alguna forma de poder vigente, sea político,
económico, social o religioso. Esta postura podría estar cercana a la que Luis Villoro define como
ética crítica, la cual "empieza cuando el sujeto se distancia de las formas de moralidad existentes y
se pregunta por la validez de sus reglas y comportamientos […], los cuales remiten a una tradición
específica y se reafirman en su fidelidad a ella.” (Villoro, 2015: 6-7). Este sujeto se rebela contra
los modos de vida vigentes en su comunidad apelando a las contradicciones internas de la misma o
la posibilidad de aspirar a nuevos modelos más justos.
Ahora bien, es necesario realizar un análisis crítico del relativismo para ver con claridad si su pro-
puesta es realmente satisfactoria para un contexto multicultural. En primer lugar, es necesario re-
conocer que, al menos, nos ofrece dos ventajas frente al fundamentalismo: En primer lugar, libertad
de elección en nuestros modos de vida y principios, según nuestra autonomía racional y moral, y
sin una dependencia absoluta a un único modelo impuesto, y, en segundo lugar, el reconocimiento
y valoración de las culturas no hegemónicas, como pudiera ser el caso de las comunidades indíge-
nas, rurales, LGBT, etc.
Sin embargo, el relativismo cultural y moral tiene serios problemas que parecen insalvables. Si-
guiendo de cerca a James Rachels (2017: 44-48), podemos mencionar tres:
a) Imposibilidad de criticar a otras culturas: Dado que todas las culturas son igualmente válidas, no
podríamos criticar prácticas como las realizadas por Hitler en los campos de exterminio, o la muti-
lación genital femenina que se realiza en ciertas comunidades, principalmente en Sudáfrica.
b) Imposibilidad de criticar a la propia cultura: Dado que cada cultura se autojustifica y se autode-
fine a partir de sus propias tradiciones, no hay forma de que alguno de sus miembros critique sus
modos de vida. Así, la ética crítica de Villoro sería imposible para los relativistas, pues todo aquel
que reniegue de su cultura apelando a otros valores no tradicionales, estaría actuando de forma