Protrepsis, Año 9, Número 17 (noviembre 2019 – abril 2020). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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parece haber reparado en por qué su propia competencia como científico lo vuelve
inmune ante el tipo de errores que les achaca a otros de sus colegas científicos.
Por otra parte, al examinar en retrospectiva su obra, se puede apreciar que
La
investigación científica
es una obra con un enfoque un tanto obsoleto. Lo es porque su
organización corresponde exclusivamente al enfoque estático o sincrónico de las
teorías científicas, ya que la axiomatización de una teoría solo puede llevarse a cabo
cuando la teoría ha alcanzado su mayor grado de maduración o acabado. Hay, desde
luego, un capítulo de 62 páginas dedicado a la “dinámica” de la teoría, pero no es
necesario avanzar mucho en la lectura para caer en la cuenta que, dejando de lado la
reiteración constante sobre los males de la concepción inductivista en la construcción
de la teoría, lo que prima es el enfoque axiomático
(Bunge, 1969); de allí que también
foundations of physics
(una de sus pocas obras sin traducción al español y, desde el
punto constructivo, su mejor obra), se ocupe en buena medida en la presentación
axiomática de las teorías más relevantes de la disciplina. Por consiguiente, para Bunge
“exactificar” conceptos, significa precisar su sentido por medio de las relaciones lógicas
dentro de una estructura axiomática dada. Sin embargo, es conveniente no confundir
su enfoque con la propuesta estructuralista de Sneed, Suppes, Stegmüller y Moulines,
que procede en la axiomatización echando mano de la teoría informal de conjuntos,
enfoque que Bunge rechaza porque su propio modo de axiomatización se apega a la
tradición euclidiana y porque suscribe además la crítica de Clifford Truesdell (1984)
referente a la confusión de los estructuralistas entre la noción científica de modelo y la
noción conjuntista del mismo.
Sin embargo, desde inicios de los años cincuenta la
filosofía general de la ciencia volvió a tratar problemas sobre el cambio o dinámica de
“La entera historia de la ciencia –escribe allí– ha sido injustificadamente contrahecha bajo la influencia
de esta inmadura filosofía de la protociencia, de tal modo que la observación sustituía al razonamiento,
la inducción a la invención y la paciencia al talento; y los problemas, que son la chispa que pone en
movimiento el experimento y la teorización, no tenían ni lugar ni homólogo en este cuadro […] Esta
historia de la ciencia que elimina las ideas, que no se interesa por los problemas ni por las hipótesis –está
siendo lentamente sustituida por una explicación más verdadera basada en una filosofía post-baconiana
de la ciencia. Pero no nos hace falta apelar a la nueva historia de la ciencia, que está aún en su mayor
parte por escribir, para refutar el punto de vista según el cual la teoría científica es la sistematización de
los datos: basta para ello con un análisis del proceso de construcción de las teorías”. (Bunge, 1969: 399)
En realidad, la crítica de Truesdell y Bunge es más amplia. El primero se mofa del exacerbado tecnicismo
de los estructuralistas, cuyos beneficios las más de las veces inocuo, lejos de tener valor cognitivo solo
contribuyen a la confusión bajo una fachada de rigor conceptual. Bunge, por su parte, ataca la teoría de
la medida de los estructuralistas por ser una teoría meramente
a priori
cuando según él debería ser
a
posteriori
; es decir, experimental. Aunque Bunge no argumenta por qué debe ser así, y sin darse cuenta
que al usar las categorías
a priori
y
a posteriori
se compromete con un enfoque inductivista que él mismo
rechaza. También crítica a los estructuralistas por limitarse a la axiomatización de la teoría de la dinámica
clásica de partículas como su mayor logro, etc. (Bunge 1995, 104-107). Los estructuralistas podrían
haber respondido con un éxito por lo menos parcial, me parece, si hubiesen indicado que la confusión
corría en dirección opuesta y, por tanto, que Truesdell como Bunge sufrían una confusión de niveles, de
tal suerte que confundían la noción de modelo científico, perteneciente al primer nivel, con la noción
metateórica de modelo, correspondiente al segundo nivel. Pero al parecer, los estructuralistas han
optado por guardar silencio.