Protrepsis, Año 8, Número 16 (mayo - octubre 2019). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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JORGE SUMALAVIA IBA POR LA FIESTA CONTANDO QUE HABÍA MATADO A
UN HOMBRE
Jorge Sumalavia iba por la fiesta contando que había matado a un hombre como si fuera una
anécdota graciosa. Pocos se reían, obviamente, pero quedaba la duda. Al menos a mí me quedó la
duda porque, ¿por qué alguien andaría diciendo eso si no hubiera algo detrás? Con frecuencia las
bromas esconden una verdad que busca escapar sonriendo como si nada por la puerta principal.
Silvia me contó que Jorge se había acercado a ella con un vaso de ron con Coca Cola en la mano, le
dijo: “¡Qué guapa!” y de pronto comentó que acababa de matar a un hombre, así sin más, con
soltura y sin ningún vestigio de culpabilidad. Luego se quedó en silencio mirándola expectante
como si le hubiera preguntado la hora o el día y ella se rio pero solo porque no supo qué responder,
una sola risa, un sonido, como un “Já” y, nerviosa, cambió de tema, le contó sobre los cactus enanos
que vendía en la feria de los sábados pero Jorge se mostró aburrido por eso, parece que solo el
presunto asesinato le resultaba excitante a estas alturas de la noche o de su existencia. Yo me quería
emborrachar porque hace mucho no salía debido a una fuerte gripe que me mantuvo en cama unos
días y después medianamente activa, trabajando en casa, bañándome poco y tomando dos pastillas
bastante fuertes que me daban un ánimo pobre y laxo. En esos días aciagos volví a ver viejas
películas de las cuales no tenía recuerdos excepto que las había visto, por ejemplo “Cazafantasmas”
y “¿Conoces a Joe Black?”. Iba en el tercer chilcano cuando se me acercó Iván y empezamos a
charlar en ese tono bromista que me gusta de él, siempre jocoso y muy carismático. Me estaba
contando una pesadilla que tuvo hace un par de noches. Sucedía que no podía ingresar a su correo,
en la pantalla decía que esa página no estaba disponible, y daba clic en actualizar una y otra vez y
este proceso demoraba, la página cargaba varios segundos dando esperanza para luego reiterar la
negativa. Y que parecía atascado en esta acción, no podía hacer nada más, como si fuera a su propia
vida a la que no conseguía entrar. Sentía vértigo, como si todo su conocimiento y experiencias se
hubieran borrado y su mente estuviera en blanco. Me pareció un poco vergonzoso pensar en el
nivel de compenetración que tenemos con las redes sociales porque, para mí, el sueño trataba de
eso en el fondo. Quería saber si seguía con su novia pero no me atreví a preguntarle, igual era raro
que viniera solo porque Ana María también es amiga de Kristel. Pensé preguntarle de modo muy
casual: “¿Y Ana María?” pero me cohibí, sentí que podría ser evidente, si es astuto claro, hay gente
que no tiene capacidad de deducción o simplemente se le pasea el alma y no ve lo que está ahí,
latente. Pero supongo que Iván es avispado, quiero pensar que no me gustaría un hombre si no lo
fuera. Entonces, estamos comentando el ambiente de la fiesta, que la casa está linda a pesar de que
dos nuevos edificios perjudican la vista del ventanal de la sala cuando me pregunta si conozco a
Jorge Sumalavia, le digo que sí, que incluso trabajé con él unos meses en la dirección académica.
-Es un poco raro, ¿no?
-¿De qué modo?