Protrepsis, Año 8, Número 15 (noviembre 2018 - abril 2019). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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este vínculo es preciso determinar el giro por medio del cual el idealismo dialéctico se
materializa y hace posible la conversión de la determinación del ser por el pensamiento
en la determinación del pensamiento por medio del ser. Pero para que esto sea posible
ha sido preciso comparar la concepción material del movimiento dialéctico por medio
de la introducción de un elemento darwiniano o neodarwiniano que haga manifiesta
por contraste la necesidad intrínseca de dicho movimiento de manera continua y
progresiva. Sin embargo, el nuevo componente material, la lucha de clases, no es
material en un sentido biológico, como tampoco lo es en el sentido mecánico o físico,
sino en sentido económico.
De acuerdo con Hunt (1979, 117), Veblen se equivocaba
al identificar en este asunto –y en otros lugares– el materialismo dialéctico de Engels
con el pensamiento del propio Marx, pero me parece que Hunt pierde de vista la
interpretación propiamente neodarwinista de la lucha de clases que hace Veblen, no
como un elemento constitutivo de la teoría de Marx, sino como un recurso didáctico
para su exposición y un marco de referencia sobre el cual medir su pertinencia.
Esto parece claro cuando, de acuerdo con Veblen, en la medida que se trata de un
materialismo económico, que se desenvuelve en el plano de los deseos y las pasiones
de los seres humanos, estamos ante un materialismo sublimado. Además, el conflicto
como motor de cambio solo se puede entender de modo darwiniano en un sentido lato,
ya que la evolución natural es ante todo un proceso ciego, sin rumbo preestablecido,
totalmente en oposición al desarrollo progresivo que conduce tarde o temprano al
equilibrio final donde la propiedad y las clases sociales desaparecerán. Otra disparidad
entre la evolución azarosa de Darwin y el sistema de Marx consiste en el rango de
hechos que son concebidos como fuerzas fundamentales del proceso, y el dominio de
hechos humanos por medio del cual se lleva a cabo el proceso dialéctico. De acuerdo
con este último, la lucha de clases es un movimiento consciente que opera por medio
del reconocimiento del conflicto de intereses de las clases en relación con los medios
materiales de existencia, de tal suerte que el conflicto es solo posible si el proletariado
encuentra la forma de reconocer su condición de clase. Sin embargo, de aquí se sigue
Según la opinión de Schumpeter (1983, 36), al llamar
materialista
a su concepción económica Marx
estaba incurriendo en una elección desafortunada, ya que en realidad este tipo de materialismo no era
más materialista que la concepción de la historia de Hegel, ni entraba en contradicción con principios
metafísico y religiosos; pero, desde luego, Marx tenía sus motivos para emplear ese término, ya sea
porque el obrero requiere de la materia para llevar a cabo su labor (pues como afirma en los
Manuscritos
económico-filosóficos de 1844:
“el trabajador no puede crear nada sin la naturaleza, sin el mundo
exterior sensible. Esta es la materia en que su trabajo se realiza, en la obra, en la que y con la que produce”,
107), ya sea porque consideraba que se apartaba realmente del idealismo de Hegel en relación con su
concepción del hombre y del trabajo (en tanto que “él [Hegel] solo ve el aspecto positivo del trabajo, no
su aspecto negativo”, 190). Nota: la paginación corresponde a la versión de Llorente.
Lo cual se hace patente si tomamos en cuenta la reseña de Veblen (1896) sobre la versión francesa de
la
Miseria de la filosofía
y de la obra del sociólogo italiano Enrico Ferri sobre el
Socialismo y la ciencia
positiva
, en donde comenta de forma favorable la réplica del italiano a la tesis que sostiene la
incompatibilidad de la doctrina socialista con la teoría de la evolución, y en donde termina recomendando
la teoría de Marx como la mejor forma de abandonar el estado preparatorio de la sociología y la economía
política como ciencia social. En cualquier caso, Veblen encontraba la falla del evolucionismo de la teoría
de Marx en su apego a Hegel en detrimento de los factores externos (darwinianos).