Protrepsis, Año 8, Número 15 (noviembre 2018 - abril 2019). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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transformación” (Sánchez, 2003: 180). Esto quiere decir que la teoría cumple una doble
función nada fútil en toda práctica transformadora, pues aporta una “crítica teórica de
las teorías que justifican la no transformación del mundo” y saca a la luz “las
condiciones y posibilidades de la acción. Así pues, ni mera teoría ni mera praxis; unidad
indisoluble de una y otra” (Sánchez, 2003: 180).
Será esta “unidad indisoluble” señalada por Sánchez Vázquez la que distinguirá a Marx
de los otros tipos de socialismo. En el caso específico del socialismo utópico, señalará
que su superación por parte de Marx radicó en el fundamento científico para entender
la realidad capitalista; en la identificación del “agente histórico fundamental del
cambio” (Sánchez, 1975: 7); y en el señalamiento de varios tipos o estrategias de lucha
que incluyen “la práctica revolucionaria” (Sánchez, 1975: 24). Para el autor de Filosofía
de la Praxis no se logra mucho si sólo se “sueña” un mundo mejor; si el pensamiento
únicamente se dedica a describir cómo sería aquella sociedad inexistente, y no da
cuenta teóricamente del orden social existente, ni de las posibilidades que este orden
deja a la práctica revolucionaria.
El elemento utópico que Sánchez Vázquez deduce de la teoría de Marx, sin hacer de él
un utopista, radica específicamente en haber propuesto una sociedad donde las
relaciones de producción son totalmente diferentes a las del capitalismo, ya que en ella
no existe la explotación humana, la propiedad privada de los medios de producción, la
alienación y la desigualdad material. Dicho en forma más general, una sociedad donde
“la producción estará al servicio de las necesidades de la sociedad entera” (Sánchez,
1975: 35), y no al de una clase dominante
.
Esta idea del socialismo tiene un elemento
utópico en la medida en que es algo que “no está realizado hoy”, pero que sí puede ser
“realizable mañana” (Sánchez, 1975: 77). Pero es un “realizable mañana” no en el
sentido de que el socialismo devendrá necesaria e inevitablemente gracias a las leyes
de la historia o a una supuesta evolución de los modos de producción donde es casi nula
“la participación de los hombres” (Sánchez, 1975: 34). Para Marx la historia o “las
circunstancias hacen al hombre en la misma medida en que éste hace a las
circunstancias” (Marx-Engels, 1974: 41), y si él hubiera pensado que las leyes de la
historia desembocarían tarde o temprano en el socialismo, cómo se explicaría su
constante llamado, en sus textos políticos, a la unión, organización y lucha por la
liberación a cargo de los excluidos de los medios de producción. Étienne Balibar niega
que en la teoría de Marx haya elementos suficientes para construir una filosofía de la
Marx distingue entre la lucha económica, donde la clase explotada puede hacer valer sus intereses
inmediatos (aumento salarial, mejora en sus condiciones de vida y de trabajo, etc.); la lucha político-
reformista, que consiste en la imposición o transformación de una ley a favor de dichos intereses (ley
que reduce la jornada laboral, etc.), y la lucha político-revolucionaria (la conquista del poder y los
aparatos del Estado). El paso del primer tipo de lucha al segundo quedó expresado por Marx en la
siguiente cita: “La tentativa de obligar mediante huelgas a capitalista aislados a reducir la jornada de
trabajo en determinada fábrica o rama de la industria es un movimiento puramente económico; por el
contrario, el movimiento con vistas a obligar a que se decrete la ley de la jornada de ocho horas, etc., es
un movimiento político”. (Marx, 1955b: 497).