Protrepsis, Año 8, Número 16 (mayo - octubre 2019). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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[L]a creación de imágenes de dioses significa que en las repetidas
reproducciones de las imágenes utilizadas en los actos de culto, con sus
constantes variaciones y repeticiones, se iba haciendo que un dios llegara a ser
su imagen. Pero quizás con los seres humanos la cosa no sea enteramente
diferente. Tan sólo por el hecho de que una persona llegue a ser de esta manera
su imagen, tenemos una imagen de esa persona. Y esto es algo que se ha
generalizado en el retrato. (Gadamer 2001c: 268).
Así, parece que el retrato, a diferencia de la fotografía, tiene detrás de sí la intención de
que el retratado llegase a ser su
imagen;
pero esa intención no puede pertenecer de por
sí al mero retrato, sino al
que hace el retrato
(Gadamer 2001c: 269). He aquí, entonces,
el surgimiento de la
intencionalidad
, que Gadamer, siguiendo a Husserl y su
fenomenología, aborda desde el
uso del lenguaje
: si el retratista piensa en la posibilidad
de llevar a cabo un retrato, entonces dice de ello que es
retratable,
“¿Qué quiere decirse
con ello, en general?” (Gadamer 2001c: 269), pregunta Gadamer. Al esclarecer que el
predicado
retratable
es una
abstracción
del lenguaje, entonces es útil tener en cuenta
su carácter de
género
, de
universal
: “Así que yo diría que lo retratable consiste en que
en el individuo se haga visible lo universal, y que el retratado, en cuanto tal, cumpla [...]
lo que expresa su propia imagen” (Gadamer 2001c: 269), la cual es lo netamente
universal
. Al final del texto se regresará a estas consideraciones.
Poniendo en pausa el tema del
retrato
en general, Gadamer se cuestiona sobre la
experiencia que tiene al observar el busto de Platón, la cual, dadas las exigencias del
ejercicio hermenéutico, deja de lado las enseñanzas que del busto hubo tenido, y
entonces puede “confesar que la manifestación de esa cabeza me ha sorprendido
increíblemente.” (Gadamer 2001c: 269) ¿Es esta experiencia de sorpresa sólo resultado
de la apertura al otro? La referencia al rechazo que debe hacer de las enseñanzas ajenas
permite vislumbrar otro elemento de la hermenéutica de Gadamer, a saber, los
prejuicios
: mencioné más arriba que el
acuerdo
era una noción incluida dentro de la
semántica de
entendimiento
, lo que significa que hay otras en el mismo, una de las
cuales es el
entendimiento
como
saber-cómo
que Gadamer recupera de Heidegger y
profundiza con Aristóteles.
El ser humano al tomar conciencia de sí, también lo hace de la tradición en la que nace,
que ofrece una visión del mundo, un saber que es práctico y no teórico, que involucra a
quien entiende por su ser-en-el-mundo, es un entendimiento que presupone
entendimiento, un saber-cómo que presupone una comprensión del mundo (Grondin
2000: 37-9); es en esa tradición-entendimiento en donde se encuentran los
prejuicios
–
y que, por lo tanto, son condición del entendimiento mismo. Ellos, sin embargo, y esto
se explicita con el dejar de lado las enseñanzas de los demás, están “sujetos a revisión
cuando se confronta con interpretaciones y evidencias más convincentes” (Grondin
2000: 44), lo que significa que ellos pueden
quebrarse
. Esta posibilidad está ligada
íntimamente con la
experiencia hermenéutica
que Gadamer tiene al observar el busto,
una de clase
negativa
, que, empero, es productiva al permitir una
apertura mayor
a