Protrepsis, Año 8, Número 15 (noviembre 2018 - abril 2019). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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ISSN: 2007-9273
Protrepsis, Año 8, Número 15 (noviembre 2018 - abril 2019) 77-105
Recibido: 2/10/2018
Revisado: 12/10/2018
Aceptado: 23/10/2018
La rehabilitación de la praxis en el pensamiento de Adolfo
Sánchez Vázquez
Roberto Estrada Olguín
1
1
Universidad Autónoma de Ciudad Juárez.
Chihuahua. México.
E-mail: Roberto.estrada@uacj.mx
Resumen: En este trabajo se exponen, de manera general y breve, primero, algunos de
los problemas sobre la definición del concepto de praxis, particularmente, las
dificultades para distinguirlo de nociones como “práctica”, “actividad” y “acción”; en
seguida, también se exponen los problemas teóricos y prácticos en disputa en las luchas
que libraron las organizaciones de los trabajadores, desde mediados del siglo XIX hasta
principios del siglo XX y su relación con la noción de praxis; casi para terminar se
exponen los diversos ámbitos en los cuales el concepto de praxis tiene una relevancia y
un papel importantes, según el pensamiento marxista; finalmente se concluye con un
epilogo, que pretende poner de relieve los aspectos fundamentales de la rehabilitación
del concepto de praxis por el marxismo.
Palabras clave: praxis, marxismo, práctica, teórica.
Abstract: In this paper, some of the problems related to the definition of the concept of
praxis are exposed, in a general and brief way, in particular, the difficulties to
distinguish it from notions such as "practice", "activity" and "action"; Next, the
theoretical and practical problems in dispute in the struggles waged by workers'
organizations, from the mid-nineteenth century to the beginning of the twentieth
century and its relation to the notion of praxis, are also exposed; almost to end, the
various areas in which the concept of praxis has an important relevance and role are
exposed, according to marxist thought; finally it concludes with an epilogue, which aims
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to highlight the fundamental aspects of the rehabilitation of the concept of praxis by
marxism.
Keywords: praxis, marxism, practice, theoretical.
1. Introducción.
Probablemente la tesis filosófica principal del pensamiento de Adolfo Sánchez Vázquez
es la importancia fundamental que tiene el concepto de praxis en la filosofía marxista.
Una tarea, de la cual se ocupó este pensador, fue la recuperación del concepto de praxis
y poner de relieve su importancia filosófica. Pero, al hablar de una recuperación
asumimos, implícitamente, que el pensador exiliado desarrolla su pensamiento
respecto a este tema sobre la base de una pérdida del concepto específico preexistente
de la palabra praxis; de manera que, para la mejor comprensión de la
filosofía de la
praxis
del pensador español es necesario aclarar cuáles son los aspectos que se
perdieron del concepto de praxis y, por tanto, se requiere exponer, aunque sea muy
brevemente, el proceso que permitió que se llevara a cabo la pérdida de lo esencial del
concepto. Para, en seguida, mostrar el concepto rehabilitado y la extensión del ámbito
de aplicación que tiene esta noción de
praxis
en el pensamiento marxista.
Sin lugar a dudas el nombre Karl Marx está estrechamente ligado a la expresión filosofía
de la praxis. Ni la expresión ni sus términos son nuevos u originales. Por ello, el
problema al cual se enfrentó el marxismo no fue el surgimiento o acuñación de los
términos o de la frase filosofía de la praxis”, sino
la recuperación
de la praxis. Si hay
una recuperación, entonces hay una
rdida
de la praxis ¿cómo se ha perdido la praxis?
Así, el primer paso en esta exposición es el esbozo mínimo necesario que muestre como
se ha llegado a la situación de
la pérdida de la praxis y, por tanto, al olvido de la filosofía
de la praxis
.
El término español “praxis” es la transcripción de la palabra griega πρξις, pero, a pesar
de su parentesco, su significado no coincide de manera completa. Es probable que antes
del uso técnico que hizo Aristóteles de la palabra griega, su significado haya tenido una
amplitud mayor. Sin embargo, en su uso cnico aristotélico la significación de πρξις
es aclarada mediante su diferencia con otras dos palabras, ποίησις y θεωρία. En el libro
sexto de la
Ética a Nicómaco
(1139a y ss) la palabra πρξις designa cualquier actividad
humana que no tiene un resultado externo al sujeto de la acción, sino que la acción del
sujeto recae en el mismo sujeto, su finalidad es la acción misma y tiene como resultado
la modificación del propio modo de ser del sujeto; y, por lo tanto, remite
específicamente a la creación de costumbres y hábitos y, por consiguiente, a las acciones
morales. Por el contrario, en el mismo lugar, la palabra ποίησις designa cualquier
actividad humana que tiene un resultado externo al sujeto, su finalidad es la
fabricación de un objeto para usarlo, un producto, y que modifica un objeto externo al
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sujeto; y por tanto, remite a la actividad productiva y de fabricación. En este contexto,
la palabra θεωρία, por su parte, no significa ni una actividad moral ni una actividad
productiva, pues la finalidad de la θεωρία no es ni la creación de un hábito ni la
fabricación de un objeto para el uso, sino una actividad que toma como tema de
escrutinio un tipo de objetos o toma a los objetos desde una perspectiva cognoscitiva.
De esta manera, tenemos tres tipos de actividades humanas: primero, una actividad
práctica (πρακτική) que denota las acciones que los seres humanos mantienen en
relación con otros seres humanos, cuya finalidad es la creación de hábitos; segundo, una
actividad productiva (ποιητική) que designa las operaciones para fabricar objetos de
uso en la vida de los seres humanos; y tercero, una actividad teorética (θεωρετική) que
significa designar las actividades que se encaminan al estudio de los objetos. Los tres
tipos de actividades tienen su propia manera de conocer los objetos a los cuales se
refieren. Por lo tanto, la πρξις en su significación griega, se refiere a un sólo tipo de
actividad muy específica, a las acciones que los seres humanos llevan a cabo con otros
seres humanos. Aristóteles afirma que, de estos tres tipos de actividad, la actividad
teorética es la que consuma la naturaleza humana en su máxima expresión, por lo cual
dicha actividad es preferible a las dos restantes. De acuerdo con esto, la actividad
teorética es la actividad propiamente humana, mientras que la actividad práctica y la
actividad productiva quedan relegadas a segundo y tercer término.
Según Adolfo Sánchez Vázquez (2003: 27-28), el significado de la palabra praxis -en
español- es más amplio que el rmino griego πρξις, tan amplio como para subsumir
los tres tipos de actividad antes mencionadas: la actividad práctica, la actividad
productiva y la actividad teorética. La mayor amplitud del término praxis, atribuida por
el pensador español, le permite argumentar que en la transformación, desde la
antigüedad griega, la praxis ha perdido, por lo menos, parte de su ámbito de
significación. Así mismo, dicha amplitud del término le permite trazar una trayectoria
histórico filosófica de la posición de la praxis antes de Marx y precisar el significado de
la praxis en el pensamiento de Marx y Engels (Sánchez, 2003: 39-67).
Sin embargo, el problema al cual se ha enfrentado el concepto de praxis, no es
la pérdida
de significación existente antes de los fundadores del marxismo, sino la que ha ocurrido
inmediatamente después de esta fundación; por ello, de lo que se trata, ahora, es
rescatar el rico contenido que vertió Marx en la categoría de praxis. Por consiguiente,
de esta manera queda establecido el orden de nuestra exposición: primero debemos
exponer cuál fue el proceso de ese segundo sentido de la pérdida de significado de la
palabra praxis, sufrida durante e inmediatamente después de la fundación del
marxismo, los pasos mínimos necesarios de este proceso son: las luchas de los
trabajadores y el surgimiento de asociaciones de trabajadores en las que participaron
Marx y Engels, el
reformismo
y
revisionismo
de la teoría marxiana por la influencia de
la socialdemocracia, el marxismo surgido de la revolución socialista en Rusia de octubre
del 1917, que tuvo como resultado el denominado marxismo del
socialismo real
; y
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luego, debemos mostrar el rico contenido vertido por Karl Marx al concepto de praxis
rescatado por Adolfo Sánchez Vázquez. Primero, entonces, veamos brevemente el
proceso que ha llevado a esta segunda pérdida de la praxis.
2. Marx en las luchas de las organizaciones de los trabajadores y la praxis.
El marxismo se enfrentó a posturas opuestas desde su nacimiento. Filosóficamente, las
ideas de Marx se enfrentaron ante lo que Lenin llamó las tres fuentes y tres partes
integrantes del marxismo: la filosofía alemana, el socialismo francés y la teoría
económica inglesa. Políticamente, particularmente en su participación en la Asociación
Internacional de los Trabajadores (AIT) o Primera Internacional, se enfrentó a las
diversas posturas sobre las estrategias políticas que se deben seguir en las luchas por
los derechos de los trabajadores, particularmente a las posturas de los proudhonianos
y la postura de Bakunin. En estas luchas obreras y disputas políticas sobre las
estrategias a seguir en la lucha de clases, se opera una pérdida de la comprensión de la
praxis, particularmente, de la praxis como actividad revolucionaria de los proletarios.
El primer paso en este proceso es la llegada de la social democracia en el proceso
histórico de la lucha de los trabajadores por el mejoramiento de sus condiciones de
trabajo.
A mitad del siglo XIX, aproximadamente un siglo después de la aparición de los
trabajadores asalariados y de los movimientos obreros de Europa y de los Estados
Unidos de América, los obreros ya han librado muchas luchas en favor de mejorar sus
condiciones laborales y sociales, ya han alcanzado establecer diversas organizaciones
locales y nacionales. Como muestra de su simpatía por los trabajadores, en 1862, el
gobierno francés envió una delegación de obreros a la Exposición Universal
Londinense
1
, en esta ocasión la delegación francesa entró en contacto con el consejo
sindical de Londres y acordaron llevar a cabo una manifestación, en Londres el 22 de
julio de 1863, en favor de la revolución polaca
2
. Al día siguiente, se discutió la
posibilidad de una organización internacional permanente de los trabajadores; los
1
La Exposición Universal de Londres de 1862 fue una muestra industrial de productos de las naciones
europeas a la cual asistieron más de 25 mil expositores. Véase el libro de Mariana Carderera de 1863.
2
Revolución en PoloniaEn febrero de 1861, el zar reprimió con especial dureza una manifestación
nacionalista en Varsovia. Este episodio marcaría lo que ocurrió en enero de 1863, cuando los jóvenes
polacos se negaron a formar obligatoriamente en las filas del ejército ruso. Las manifestaciones se
reprimieron, pero estalló la violencia en las ciudades polacas principales. Durante año y medio, es decir,
hasta mediados de 1864, los nacionalistas polacos desafiaron al ejército ruso. Encontraron el apoyo de
voluntarios franceses, húngaros e italianos. En la revuelta también intervino el ejército prusiano al lado
del ruso porque Berlín temía que la revuelta se extendiera a su territorio. Pero los grupos armados
polacos, verdaderas guerrillas, no pudieron hacer frente durante mucho tiempo a tropas muy bien
organizadas como las rusas y prusianas. Sofocada la revuelta la represión alcanzó el paroxismo. Se dejó
de denominar a Polonia con el título de Reino para pasar a ser el “Territorio del Vístula”.
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trabajadores ingleses organizaron un comité presidido por George Odger y redactaron
un comunicado para los franceses, en el cual solicitaban la colaboración de todos los
trabajadores de los países civilizados:
La primera reunión [para la internacional permanente de los trabajadores] tuvo
lugar el 28 de septiembre de 1864 en St. Martin's Hall, en Londres. En ella
estuvieron representados, además de los ingleses y franceses [entre los cuales
estaban los partidarios de Proudhon, representados por Henry Louis Tolain],
numerosos grupos de emigrantes; entre otros, los italianos por medio de un
ayudante de Garibaldi, y los alemanes, por miembros de la Asociación
Comunista de Cultura Obrera. Karl Marx fue uno de los representantes
alemanes elegidos para el comité central, que constaba al principio de 32
miembros. (Abendroth, 1965: 37).
a) Marx y Engels en las organizaciones de trabajadores.
Así tuvo nacimiento la Primera Internacional en septiembre de 1864 y Karl Marx fue el
personaje protagónico de la asociación. Marx fue quien redactó El Memorial a la clase
obrera, con los estatutos y el preámbulo del manifiesto inaugural de la -desde entonces-
llamada Asociación Internacional de Trabajadores (AIT)
3
. La asociación se organizó
mediante Congresos y reuniones a celebrarse de manera anual. Parece que desde las
primeras reuniones salieron a relucir las controversias entre las distintas posiciones.
Veamos como describe Abendroth el desarrollo de las controversias internas de la
Asociación.
3
El preámbulo puede ser muestra de la generalidad del documento: “Considerando que la emancipación
de la clase obrera debe ser obra de la misma clase obrera; que la lucha por la emancipación de la clase
obrera no es una lucha por privilegios ni monopolios de clase, sino por idénticos derechos y deberes para
destruir toda dominación clasista; que la sumisión económica del obrero bajo los propietarios de los
medios de producción, es decir, de las fuentes de vida, es el fundamento de la esclavitud en todas sus
formas: la miseria social, la atrofia espiritual y la dependencia política; que la emancipación económica
de la clase obrera constituye por ello el gran fin último al que debe supeditarse todo movimiento político;
que todos los esfuerzos orientados a ese fin han fracasado hasta ahora por falta de unidad entre los
muchos ramos del trabajo de cada país y por la carencia de una federación fraternal entre las clases
obreras de los diferentes países; que la emancipación de la clase obrera no es una tarea local ni nacional,
sino social, que abarca todos los países en los que existe la sociedad moderna y cuya solución depende
de
la cooperación práctica y teórica
de los países s avanzados; que el movimiento obrero que
actualmente se renueva en los países industriales de Europa, a la vez que despierta nuevas esperanzas
constituye una seria advertencia contra una recaída en los viejos errores y urge la inmediata unión de
todos los movimientos aún desunidos; por estos motivos, se ha fundado la Asociación Internacional de
Trabajadores.» La cual declara: que todas las asociaciones e individuos que a ella se unan reconocen la
verdad, la justicia y la moralidad como su norma de comportamiento entre y para con todos los
hombres, sin distinción de color, creencia o nacionalidad. Considera el deber de cada uno alcanzar los
derechos humanos y cívicos no sólo para sí, sino para todo el que cumpla con su deber. Ni deberes sin
derechos, ni derechos sin deberes” (citado por Abendroth, 1965: 38-39, cursivas del autor).
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En la conferencia interna de 1865 en Londres se puso de manifiesto el contraste
entre las concepciones de Marx y las de los representantes proudhonianos de
la delegación francesa; en el primer congreso público de la Internacional,
celebrado en 1866 en Ginebra, ese contraste se destacó de un modo rotundo. A
partir de entonces, la característica de todos los congresos de la Internacional
fue que en las delegaciones de países de
gran desarrollo industrial
dominaban
las ideas de Marx defendidas por la mayoría del Consejo General con el apoyo,
sobre todo, de los sindicatos ingleses, mientras que en las delegaciones de
países
preferentemente agrarios
(entonces Italia y España, al principio, y por el
momento, también Francia) o de
territorios con pequeñas empresas artesanas
(entonces la Suiza francesa) dominaron hasta la Comuna de París en 1871
las concepciones proudhonianas y más tarde las de Bakunin” (Abendroth, 1965:
41, énfasis del autor).
Parece que las diferencias estuvieron determinadas por las condiciones del desarrollo
industrial desigual de las localidades de residencia de los distintos miembros de la
asociación, cuya distinción más general podemos describirla como la diferencia entre
las posiciones urbanas industrialmente más desarrolladas y posiciones rurales cuyo
desarrollo industrial era incipiente. En este congreso de Ginebra de 1866, se impuso,
contra los proudhonianos, el reconocimiento de los movimientos sindicales y de su
arma más importante: las huelgas. La petición de los partidarios de Proudhon fue
admitir únicamente a los obreros manuales como miembros del Consejo General, la cual
fue desechada; la aceptación de esta petición tenía como una posible consecuencia la
salida de Karl Marx de la Asociación. El congreso terminó aceptando, de manera franca,
las propuestas de Marx relativas a la necesidad de exigir al Estado medidas de mejora
de los derechos políticos y sociales, en favor de las mujeres y de los niños y limitar la
jornada laboral a ocho horas. Los partidarios de las ideas de Proudhon no aceptan
ninguna participación del Estado en la reglamentación de la relación laboral
contractual, porque pensaban que cualquier participación del Estado fortalecía al
gobierno y, por tanto, eso significaba poner en peligro las libertades sociales
(Abendroth, 1965: 41).
Al parecer, poco a poco, las controversias fueron manifestándose sobre cuestiones
particulares y diferencias específicas de las distintas posiciones de los diversos bandos,
a los cuales pertenecían los miembros de la asociación. En efecto, la huelga como
instrumento de lucha sindical y la participación del Estado en las demandas y
soluciones de los problemas de los trabajadores, son temas que se relacionan
estrechamente con las posiciones anarquistas y mutualistas
4
de Proudhon y Bakunin,
4
Anarquistas y mutualistas: el anarquismo es el nombre dado a toda filosofía política o social que llame
a la oposición y la abolición del Estado y, por extensión, también puede llamarse así al rechazo de
todo gobierno político o de toda autoridad social impuestos sobre el individuo, por considerarlos
innecesarios o nocivos. El anarquismo se centra en general en los individuos y en la crítica de su relación
con la sociedad, uno de su objetivo es el cambio social hacia una futura sociedad, donde se cumpla el
dicho de Pierre-Joseph Proudhon: «sin amo ni soberano».
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por un lado y, por otro, con las posiciones sobre la lucha de clases del marxismo. Estas
oposiciones se continúan en Congresos posteriores.
Las discusiones entre la mayoría del Consejo General, influido por Marx, y los
partidarios franceses de Proudhon se repitieron en el congreso de Lausana en
1867.
El tema controvertido era el papel de la lucha política de la clase obrera
.
Los proudhonianos la rechazaban porque ignoraban la fuerza del Estado y con
ello querían descartarla de la evolución social. Por muy unidos que estuviesen
en cuanto a la necesidad de socializar los ramos industriales de carácter
monopolista, la desunión era completa en cuanto a la forma de socialización”
(Abendroth, 1965: 42, cursivas del autor).
Ya para el año siguiente de la creación de la Asociación Internacional de Trabajadores,
se pone de manifiesto la diferencia fundamental de las distintas posiciones: las distintas
formas de concebir la socialización de la monopolización de la producción. En efecto, el
tema de
la dinámica histórica del desarrollo de los medios de
producción y, por tanto,
de cómo se debe organizar la producción para solucionar las contradicciones del
capitalismo es el núcleo de las propuestas de Karl Marx que no fueron compartidas por
los anarquistas
.
Sólo el Congreso de Bruselas de 1868 se declaró abiertamente contra la
oposición de los delegados franceses, en pro de
la socialización de los medios
de producción
por imposición del poder público. También esperaba el congreso
poder evitar, mediante una «huelga de los pueblos contra los gobiernos», un
agudizamiento del conflicto entre Francia y Alemania; pero muy pronto se
reveló esto como una ilusión. (Abendroth, 1965: 43, cursivas del autor).
No sólo están en juego las estrategias políticas particulares a seguir en el caso y
momento específico del periodo histórico en cuestión, sino también están en juego, y
estrechamente relacionadas con dichas estrategias, las diversas posturas teóricas
defendidas por los diversos grupos y corrientes de pensamiento derivadas de los
miembros de las organizaciones de los trabajadores. Así mismo, se muestra la
preocupación por influir en los conflictos entre naciones de ese momento.
El Congreso de Basilea de la AIT concluyó en 1869 los debates sobre la
concepción de Proudhon: la resolución en favor de la propiedad común del
suelo fue aceptada por cincuenta y cuatro votos contra cuatro. Pero ya se
anunciaban aquellas discusiones que llevarían al fin de la Primera
Internacional. Como delegado de Lyon había acudido a Basilea el revolucionario
ruso Miguel Bakunin. Éste tenía poca comprensión hacia una tenaz y
sistemática
lucha sindical cotidiana
por el salario y el horario laboral, adaptada
a las cambiantes circunstancias, y por
la lucha política
para ampliar los
derechos democráticos y la legislación social, tal como la llevaban a cabo los
obreros de los países industrialmente más avanzados. Su pensamiento
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respondía a la situación de los obreros en los países de menos desarrollo
industrial; en la discusión sobre el derecho sucesorio halló el nuevo conflicto su
primera expresión. No menos importante resultó el hecho de que
en Basilea se
presentó por vez primera un partido nacional de trabajadores: el Partido
Alemán Socialdemócrata de Trabajadores
. Quedaba abierta una nueva fase del
movimiento obrero europeo, que, como pronto se iba a ver, llevaría la impronta
de los nacientes partidos nacionales de trabajadores. (Abendroth, 1965: 43,
cursivas del autor).
Entre tanto, en la Internacional misma, se había iniciado la discusión entre los antiguos
miembros de la Alianza Internacional de la Democracia Socialista de Bakunin y el
Consejo General, dirigido aún por Karl Marx, en cuya controversia habría de ir a pique
la Asociación Internacional de Trabajadores. El fin de las luchas de París destruyó toda
esperanza fundada en una nueva ola de revoluciones democráticas en Europa. Y la
resolución de la conferencia londinense de la Internacional en 1871, en la cual se
postulaba la fundación de partidos obreros legales en cada país europeo como
condición previa para una revolución socialista, no era más que la consecuencia de esa
situación. Para los partidarios de Bakunin y de Blanqui resultaba inaceptable; ambos
grupos pensaban aún en las categorías del período preindustrial de Europa,
definitivamente fenecido.
De acuerdo con Adolfo Sánchez Vázquez el papel central de la praxis está presente a lo
largo del pensamiento y la actividad política de Marx, “...aunque a veces empañada por
ciertas recaídas deterministas” (Sánchez, 1997, p: 406). De manera que, los elementos
para poder mal interpretar, o comprender de modos diferentes el marxismo, se
encuentra en los mismos textos de Marx. Probablemente el problema principal que
enfrentó el marxismo, después de la muerte de Marx, fue su constante mala
comprensión. Por otra parte, según algunos historiadores (Abrendoth, 1965: 49-60 y
Kriegel, 1975: 17-19), después de la Asociación Internacional de Trabajadores se
produce en Europa un aumento de los trabajadores industriales, un crecimiento de las
organizaciones sindicales y una expansión de las asociaciones socialistas. Las
asociaciones socialistas se agruparon como partidos y siguieron el modelo del Partido
Socialdemócrata Alemán.
La entrada en la historia del Partido Socialdemócrata Alemán y su adopción como
modelo para las organizaciones de los trabajadores constituyó el primer paso en la
pérdida, primero, del
socialismo científico
propuesto por Marx y Engels como la teoría
que guiará la lucha de los trabajadores y, en segundo lugar, la pérdida de la función de
la praxis, tanto al nivel teórico como al nivel práctico de la lucha de los trabajadores por
mejorar sus condiciones laborales. De esta manera, llegamos a la II Internacional, de
donde surge la interpretación del marxismo dominante durante la última década del
siglo XIX y los primeros 14 años del siglo XX, que al parecer sufre de una fuerte
influencia de la socialdemocracia, particularmente, del Partido Socialdemócrata
Alemán.
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b) Los discípulos inmediatos de Marx.
El segundo paso en la pérdida de la significación de la praxis fue determinado por la
influencia de la socialdemocracia y tuvo como resultado el revisionismo de la teoría
marxista. La II Internacional estuvo bajo la influencia de Engels, como sucesor de Marx
quien fue la mayor influencia de la I Internacional. Según Sánchez Vázquez, Engels
interpretó el marxismo de manera objetivista, es decir, pensando que el marxismo es
“una ciencia positiva de la economía y la sociedad” (Sánchez, 1997: 406). Parece que
después de la muerte de Engels las figuras más influyentes de la II Internacional fueron
Eduard Berstein y Karl Kautsky y durante la primera mitad del siglo XX fue conocido
por todos, el texto de Lenin titulado
La revolución proletaria y el renegado Kautsky
,
donde ya el calificativo “renegado” nos puede llevar a pensar la opinión del político ruso
sobre la postura del teórico y político austrohúngaro. En particular, Lenin señala que
Kautsky ha roto con el marxismo y que es un magnífico ejemplo de la vergonzosa
bancarrota de la II Internacional
(Lenin, 1918: 1).
Eduard Bernstein propone
una permanente revisión
de los principios doctrinarios del
marxismo que se encuentren a la altura de los cambios en los hechos y piensa que
la
lucha de clases está en vías de extinción
y, por tanto, piensa también que
el proletariado
no debe ser la única clase social encargada de la transformación social
. Así mismo,
Bernstein cree que
el capitalismo es un sistema muy flexible
, de manera que, lo concibe
como un sistema maleable y, particularmente,
susceptible de modificaciones
progresivas y pacíficas que pueden llevarlo a su modificación al socialismo
.
En consecuencia, Bernstein preconiza
un socialismo de nuevo cuño cuya
dovela
es el establecimiento de relaciones pacíficas entre las naciones y las clases,
un
socialismo fundado en la convicción de que el capitalismo debe evolucionar
progresiva y pacíficamente hacia el socialismo
. Concluye, en definitiva, que es
menester tener «el coraje de emanciparse de una fraseología superada por los
hechos y aceptar ser un partido de reformas socialistas y democráticas.
(Kreigel, 1975: 24, cursivas del autor).
El revisionismo producido después de la muerte de Engels, quizá, necesario por las
nuevas circunstancias del desarrollo del sistema capitalista, tiene como resultado,
primero, el agudizamiento de las divisiones doctrinarias y políticas al interior de la II
Internacional y, segundo, la creación de alianzas entre las diversas fuerzas políticas de
la sociedad,
así fue que pudo existir un dominio de fuerzas no socialistas
.
En defensa del marxismo y contra Bernstein tomaron posición las grandes
personalidades de la socialdemocracia, y en primer lugar Kautsky, quien
sostuvo que los cambios mencionados cuya existencia no niega no son más
que fenómenos de coyuntura: la calma es provisional y la aparición del
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imperialismo conducirá a la larga a una agravación del antagonismo entre las
clases” [...].
Kautsky y los teóricos del «centro» ortodoxo critican a Bernstein en nombre de
la salvaguardia del marxismo
: estiman por otra parte la tentativa bernsteiniana
como el reflejo de la crisis de crecimiento por la que atraviesa entonces el
socialismo. En cambio, el ala izquierda alemana (en la que se distingue una
joven militante, de origen polaco, Rosa Luxemburg) se muestra deseosa de
renovación, pero en el marco del marxismo y para eliminar toda tentación
reformista. (Kreigel, 1975: 25, cursivas del autor).
Por otra parte, la II Internacional no sólo se vio envuelta en la disputa doctrinaria
representada por Eduard Bernstein, Karl Kuatsky y Rosa Luxemburg sobre
reforma o
revolución
, sino también se disputaba por la inclusión de los sindicatos como parte de
la lucha de clases del proletariado, lucha en la cual triunfa la organización en partidos
como forma fundamental de la lucha del proletariado para la transformación social que
conduciría a la instauración del socialismo como sistema social y el logro de la sociedad
sin clases. Kriegel señala de la siguiente manera el predominio de la organización en
partidos como forma fundamental de la organización del movimiento obrero y,
particularmente, de la organización de la socialdemocracia:
La socialdemocracia debe, pues, salir de su aislamiento, buscar la alianza con la
izquierda, que, sin desconocer la lucha social,
rehúsa la dictadura del
proletariado
. En resumen, el socialismo pasa a ser un objetivo que se alcanzará
no por la vía de una revolución sangrienta, sino por un proceso de reformas: un
cotidiano y paciente trabajo desde el interior debe transformar la sociedad
capitalista. (Kriegel, 1975: 25, cursivas del autor).
En el mismo sentido, y parece que por las mismas razones, Adolfo Sánchez Vázquez
tiene la misma perspectiva sobre el papel desempeñado por la socialdemocracia en la
interpretación del marxismo predominante durante la II Internacional, añadiendo el
elemento de la actividad específicamente humana que es la praxis, como lo muestra la
siguiente cita del pensador exiliado:
Y después de su muerte [de Marx], los teóricos de la socialdemocracia alemana
(Bernstein, Kautsky, Hilferding), estimulados por el objetivismo de Engels,
redujeron su teoría a una ciencia positiva de la economía y la sociedad, y dieron
a su concepción de la historia un acento tan determinista que acabó por disolver
el papel de la subjetividad revolucionaria y, por tanto, del concepto mismo de
praxis. (Sánchez, 1997: 406).
El
objetivismo
de Engels, la transformación del socialismo científico en una
ciencia
positiva de la economía y la sociedad
y la
influencia política de la socialdemocracia
en
la lucha de los trabajadores, que llevó al
revisionismo
de la teoría de Marx, todo esto
tuvo como resultado la disputa sobre
reforma o revolución
y sobre el papel de la
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subjetividad
humana como actividad revolucionaria crítica y práctica, esto es, sobre la
praxis. En efecto, el
objetivismo
y una
ciencia positiva
implican un
determinismo
que
cancela la función participativa de la actividad humana en la transformación de la
sociedad.
c) El marxismo del socialismo real.
El tercer paso en la pérdida de la praxis fue determinado por las condiciones resultantes
de la primera revolución socialista, cuyas condiciones reales dificultan hasta el extremo
el ejercicio de la praxis. Según Sánchez Vázquez, después de la muerte de Marx y Engels
el socialismo siguió dos vías fundamentales:
a) la vía reformista socialdemócrata que, en sus formulaciones clásicas, disocia
lo que el socialismo tiene de ideal y de producto histórico necesario. Como ideal,
se reduce a una aspiración moral o deseo de justicia; como producto, es
resultado de la necesidad histórica (económica) que lleva inexorablemente a
integrar el capitalismo en el socialismo. En la práctica la socialdemocracia ha
ido rompiendo sus amarras con el socialismo para convertirse, al profundizarse
la crisis general capitalista, en un puntal de la defensa de los intereses de la
burguesía a través del control de amplias organizaciones sindicales; b) la vía
revolucionaria que conduce en 1917 a los marxistas revolucionarios al
derrocamiento del poder burgués en la Rusia zarista y a la construcción de una
nueva sociedad que, desde los años treinta, se ofrece como modelo para el
movimiento comunista mundial y después de la Segunda Guerra Mundial, para
todas las sociedades de la Europa del Este que han abolido las relaciones
capitalistas de producción. (Sánchez, 1981: 436).
El marxismo del siglo XX no fue un monolito, pues, desde siempre existieron posturas
divergentes y críticas al sistema construido a partir de la revolución de octubre de 1917,
críticas y divergencias no sólo desde el exterior al marxismo sino desde el interior del
mismo. Por ejemplo, la socialdemocracia, a través de Kautsky, rechazó el régimen
soviético por cancelar el socialismo democrático o las críticas de Rosa Luxemburg al
carácter antidemocrático del nuevo poder.
No obstante estas críticas -dice Sánchez Vázquez- lo que dominó en la izquierda
que se incorporó a la Tercera Internacional fue la adhesión incondicional al
sistema soviético como modelo de socialismo, así como a la estrategia política
que propugnaba y a los principios ideológicos y organizativos que lo inspiraban.
(Sánchez , 1993: 453-454).
Veamos, brevemente, el desarrollo de esta versión del socialismo real dividiéndolo en
tres etapas. Las primeras dos muy breves, una el Comunismo de Guerra desde la toma
del poder en 1917 hasta la instauración de la Nueva Política Económica (NEP) en 1921,
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la segunda desde la NEP hasta su cancelación por Stalin en 1929; y la tercera, el
socialismo de Stalin, muy larga, desde el fin de la NEP hasta la invasión de
Checoslovaquia en 1968.
De acuerdo con Sánchez Vázquez, las condiciones de inmadurez del desarrollo de las
fuerzas productivas, de intervención militar y de la guerra civil en las que se llevó a cabo
la revolución de 1917, determinaron como objetivos prioritarios la conservación del
poder y la supervivencia de la revolución. Estos objetivos se intentaron alcanzar
mediante la implantación del denominado “Comunismo de Guerra”, que implicó el
reforzamiento del Estado y tuvo como consecuencias la estatización de todos los
campos de la vida social, el aumento de las medidas coercitivas y
la nula participación
de los trabajadores en la gestión de la vida económica, política y social
. Estas
consecuencias tuvieron, a su vez como, resultado el descontento social y el
levantamiento de Kronstandt
5
. Todo esto provocó la necesidad de buscar una nueva vía
al socialismo, la cual se encontró en la Nueva Política Económica (Sánchez, 1983: 447 y
1993: 456-457).
Por otra parte, la Nueva Política Económica significó una reforma económica que
intentó solucionar los problemas que resultaron del “Comunismo de Guerra”
6
. Esta
estrategia consisten
un regreso a medidas capitalistas
, pues con ella se toleraron el
libre mercado y la producción privada, específicamente de pequeños empresarios y
campesinos
7
. La medida trajo consigo un mejoramiento de la economía y de la situación
5
El levantamiento de Kronstandt fue la rebelión de los marinos de dicha ciudad en el año 1921. Puede
verse el exhaustivo trabajo de Ida Mett de año 1948.
6
Julio Parra proporciona datos sobre la actividad económica del periodo que pueden ser útiles para dar
una idea sobre la situación económica de Rusia inmediatamente después de la revolución:
Item
1913
1921
Producto bruto de toda la
industria*
1,000
310
Industria a gran escala*
1,000
210
Carbón**
290
90
Petróleo**
92
38
Electricidad (millones de Kwhs)
20,390
5,200
Arrabio**
42
. 1
Acero**
43
2
Ladrillos
21
0
Azúcar**
13
1
Transportado en tren**
1,324
394
Producción agrícola*
1,000
600
Importaciones (Rublos 1913)
13,740
2,080
Exportaciones (Rublos 1913)
15,200
200
Notas: * Índice **Millones de toneladas. Fuente: Nove, 1986, p.68. (Parra, 2013: 16)
7
Algunos de los puntos fundamentales son los siguientes: 1. El abandono del ideario colectivista en la
economía; 2. El retorno transitorio a un capitalismo controlado para aumentar la producción; 3. El fin de
las requisas en el campo; 4. La sustitución del impuesto en especie por uno en metálico; 5. El campesino
dispone libremente de sus tierras y puede vender su productos; 6. Se permiten empresas mixtas con un
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política y social. Sin embargo, la medida surgió como una medida transitoria y no como
una solución permanente. La disputa en torno a este punto dentro del partido se entabló
entre dos posturas: la duración de lo transitorio. Para uno de los bandos, la Nueva
Política Económica debía permanecer algunos años más; para el otro, la medida debía
terminar inmediatamente.
En el momento se enfrentan en resumen dos posiciones, la de Bujarin y la de
Stalin, el primero defendía la conveniencia de continuar con la NEP y Stalin la
necesidad de acabarla. Como se sabe, se impuso la segunda visión. En 1928 se
decide dar por finalizada la NEP e iniciar una nueva fase del desarrollo de la
revolución socialista. (Parra, 2013: 19).
El socialismo real conduce al marxismo por senderos que no habían sido sospechados
por los teóricos y militantes de organizaciones socialistas previas a la revolución de
octubre de 1917. La implantación material efectiva de lo pensado y planeado impone
condiciones que sólo pueden conocerse en el momento de la implantación y que exigen
medidas y estrategias del momento, que ni el mejor estratega ni la información
disponible son suficientes para garantizar la mejor decisión; puesto que no hay, en tales
momentos, mucho tiempo para la elección de las mejores medidas y tácticas, por lo cual
se pueden cometer muchos errores e imprecisiones,
la praxis
es muy difícil de ejercer
en tales circunstancias
. Parece que, de esta manera, se ha llegado a la situación con la
cual se enfrentó el Estado soviético cuando Stalin llegó a la cumbre del Partido
Comunista y, por tanto, del gobierno de la naciente URSS.
El socialismo real tuvo como consecuencias: el reforzamiento del Estado,
la estatización
de todos los campos de la vida social, el aumento de las medidas coercitivas y
la nula
participación de los trabajadores en la gestión de la vida económica, política y social
.
Esta Nueva Política Económica significó una reforma económica que intentó solucionar
los problemas que resultaron del “Comunismo de Guerra”. Esta estrategia consistió en
un regreso a medidas capitalistas
, pues con ella se toleraron el libre mercado y la
producción privada. La
implantación material
efectiva de
lo pensado y planeado
impone condiciones que sólo pueden conocerse en el momento de la implantación y
que exigen medidas y estrategias del momento, puesto que no hay, en tales momentos,
mucho tiempo para la elección de las mejores medidas y tácticas, por lo cual se pueden
cometer muchos errores e imprecisiones, en este tercer paso,
la praxis
es muy difícil de
ejercer en tales circunstancias
.
d) La economía planificada.
50% de capital extranjero; 7. Se desnacionalizan las empresas con menos de 20 obreros y 8. Devaluación
de la moneda para sanear la Hacienda y el presupuesto. (Parra, 2013: 17)
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Seguramente la discusión sobre la duración de la etapa transitoria de la Nueva Política
Económica creo no sólo dudas, sino también temores sobre el fracaso de la revolución
y el “regreso” definitivo al sistema capitalista. Quizás, estas dudas y temores fueron el
impulso que aceleró la decisión sobre concluir el periodo de transición de la NEP e
iniciar con la construcción de la sociedad socialista, cuya expansión -se pensaba-
constituía la esperanza de la revolución mundial, tan necesaria para el triunfo definitivo
del comunismo. Por ello, no fue posible detener
el reforzamiento del Estado mediante
la creación de un partido único, lo cual tuvo como resultado la separación, cada vez
mayor, de la burocracia estatal y los trabajadores
. Así se llegó a la situación donde el
Estado y el partido son uno solo y
separado de la sociedad civil
, incluido el proletariado.
El resultado de este proceso ha sido descrito por Sánchez Vázquez de la siguiente
manera:
En el terreno económico: propiedad estatal sobre los medios de producción,
aunque formal y jurídicamente se considera social; planificación total de la
economía y, consecuentemente, exclusión -a todos los niveles- del mercado
8
.
En el terreno político: Estado autoritario, separado de la sociedad y opuesto a
ella, en el que el poder lo ejerce de hecho y de derecho [la burocracia d] el
partido único, lo que excluye, por tanto, toda forma de democracia:
representativa o autogestionaria.
En el terreno ideológico-cultural: transformación del
marxismo en la ideología
oficial del Estado
como ‘marxismo-leninismo’ y sujeción de toda vida ideológica
y cultural a las directrices del depositario de su ‘verdad’ y su interpretación -o
sea el partido- en cualquier esfera: el arte, la ciencia o la filosofía.
En las relaciones exteriores: dominación imperial del poder central sobre las
naciones y nacionalidades de la URSS, así como expansionismo en sus
relaciones con los paíseshermanos’ y ‘rusificación’ en sus vínculos con el
movimiento comunista mundial y fuerzas políticas de otros países. (Sánchez,
1993: 458).
De acuerdo con Sánchez Vázquez, por un lado, la sociedad que posee dichas
características, es decir, “el socialismo real”, no puede ser ni concebirse como una
sociedad ni capitalista ni socialista, es “una sociedad de nuevo tipo”, que surgió
impuesta por:
la realidad cuando se apostó por construir el socialismo faltando las
condiciones necesarias. Y ese modelo se aplicó adecuadamente; es decir, con un
8
Existe exclusión del mercado puesto que la planificación total no puede dejar sin control las
contingencias del mercado y las variaciones de precios debidos a los cambios entre la oferta y la
demanda. La planificación total incluye: el manejo del comercio a través de cooperativas y almacenes
estatales”, es decir, en la economía planificada del socialismo no existe el mercado en el sentido
capitalista del término, pero sí hay un sistema de distribución. (Parra, 2013: 21).
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terrible costo humano, ya que sólo el terror podía garantizar semejante
construcción y coronar ese
inmenso despliegue de voluntarismo contra la
realidad y la historia
. (Sánchez Vázquez, 1993, p. 461, cursivas del autor)
9
.
Por otro lado, si contrastamos el sistema “realmente existente” con el proyecto de una
nueva sociedad derivado del pensamiento de Marx, nos percatamos de que el primero
es la negación del segundo y no su confirmación, pues niega de manera evidente el
proyecto emancipatorio del proyecto marxiano y, por tanto, poco o nada tiene que ver
este sistema realmente existente con la
praxis, pues, contrariamente a pasos previos,
aquí se cancela la parte “objetiva” de la praxis.
En resumen, según la opinión del filósofo español, desde la antigüedad la
praxis
fue
relegada y olvidada en favor de una comprensión del ser humano como
homo teorético
,
pero, después de la primera recuperación del lado práxico del ser humano con los
escritos de Marx, particularmente en las
Tesis sobre Feuerbach
, el homo
práxico
fue
nuevamente relegado y olvidado en las diversas interpretaciones del pensamiento de
Marx y Engels. Primero, los mismos padres del marxismo tuvieron ciertas recaídas
deterministas, luego, se vieron enfrentados, tanto teóricamente como en su actividad
política, con las tendencias reformistas y anarquistas, cuyas disputas esenciales
versaron sobre las cticas, estrategias y el papel de los diversos sectores de los
trabajadores en la lucha por superar el capitalismo y, por tanto, con el papel de la praxis
en esos medios. Sin embargo, a pesar de los enfrentamientos con dichas tendencias,
Marx logra imponerse durante la Primera Internacional o Asociación Internacional de
Trabajadores; pero la guerra franco-alemana de 1870 agudiza las diferencias internas
de la Asociación y termina por desaparecer aproximadamente en 1876.
Posteriormente, ya con la ausencia de la personalidad de Marx, queda la personalidad
de Engels, quien como heredero natural del marxismo es la figura dominante en la II
Internacional que, dicho sea de paso, dicha asociación se identifica como socialista pero
que en realidad es socialdemócrata. Ahora, en esta nueva asociación las divergencias
teóricas y las diferencias respecto a la dirección de la lucha política se lleva a cabo entre
el marxismo interpretado por Engels y el
reformismo
y el
revisionismo
, ambos
altamente influenciados por la naciente socialdemocracia, particularmente, el Partido
Socialdemócrata Alemán, las disputas versan, ahora, sobre las modificaciones a la teoría
marxista debidas a los cambios históricos de la sociedad y sobre el rol de los partidos y
los sindicatos como formas de organización de los trabajadores, así como sobre las
relaciones entre estos dos tipos de organización y la dinámica entre el proletariado
9
El sistema del socialismo real tuvo un auge económico, científico, tecnológico y social inicial pero al final
terminó por estancarse y provocando un proceso de descomposición social y de degradación moral.
Estancamiento que no permitía que el sistema retrocediera hacía el capitalismo ni avanzara hacía el
socialismo.
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industrial y los campesinos y, por lo tanto, con el papel que debe cumplir
la praxis
en el
proceso de superación del capitalismo.
Pero los acontecimientos que desencadenaron la Primera Guerra Mundial, nuevamente,
agudizaron las diferencias del movimiento de los trabajadores y la II Internacional
terminaría con el inicio de la guerra. Finalmente,
la pérdida de la praxis prosigue
en el
curso que tomó el marxismo con la revolución de octubre de 1917 en Rusia. En esta
ocasión se ha construido una sociedad que se auto denomina socialista, pero que, al
mantener una propiedad estatal, un gobierno de partido único y una política de
represión, se construyó una sociedad de tipo nuevo, ni capitalista ni socialista, donde
una nueva clase fue la propietaria de los medios de producción: la burocracia.
Esta
nueva clase excluyó a la clase trabajadora
de la participación en la actividad de gestión
y en la toma de decisiones,
lo cual es la cancelación de la praxis en el proceso de
superación del capitalismo y la construcción de una sociedad emancipatoria y
emancipada
. Listamos, a continuación, cada uno de los pasos de este proceso que ha
tenido como resultado la pérdida de la praxis.
a) La entrada en la historia del Partido Socialdemócrata Alemán y su adopción
como modelo para las organizaciones de los trabajadores constituyó el primer paso en
la pérdida, primero, del
socialismo científico
propuesto por Marx y Engels como la
teoría que guiará la lucha de los trabajadores y, en segundo lugar, la pérdida de la
función de la praxis, tanto al nivel teórico como al nivel práctico de la lucha de los
trabajadores por mejorar sus condiciones laborales. En efecto, con esto se encamina al
determinsimo que cancela la subjetividad humana como agente de cambio social.
b) El
objetivismo
de Engels, la transformación del socialismo científico en una
ciencia positiva de la economía y la sociedad
y la
influencia política de la
socialdemocracia
en la lucha de los trabajadores, que llevó al
revisionismo
de la teoría
de Marx, todo esto tuvo como resultado la disputa sobre
reforma o revolución
y sobre
el papel de la
subjetividad
humana como actividad revolucionaria crítica y práctica, esto
es, sobre la praxis. En efecto, el
objetivismo
y una
ciencia positiva
implican un
determinismo
que cancela la función participativa de la actividad humana en la
transformación de la sociedad.
c) El socialismo real tuvo como consecuencias: el reforzamiento del Estado,
la
estatización
de todos los campos de la vida social, el aumento de las medidas coercitivas
y
la nula participación de los trabajadores en la gestión de la vida económica, política y
social
. Esta Nueva Política Económica significó una reforma económica que intentó
solucionar los problemas que resultaron del Comunismo de Guerra”. Esta estrategia
consistió en
un regreso a medidas capitalistas
, pues con ella se toleraron el libre
mercado y la producción privada. La
implantación material
efectiva de
lo pensado y
planeado
impone condiciones que sólo pueden conocerse en el momento de la
implantación y que exigen medidas y estrategias del momento, puesto que no hay, en
Protrepsis, Año 8, Número 15 (noviembre 2018 - abril 2019). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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tales momentos, mucho tiempo para la elección de las mejores medidas y tácticas, por
lo cual se pueden cometer muchos errores e imprecisiones, en este tercer paso,
la praxis
es muy difícil de ejercer en tales circunstancias
. Además, El sistema realmente
existente” niega de manera evidente el proyecto emancipatorio del proyecto marxiano
y, por tanto, poco o nada tiene que ver este sistema realmente existente con la
praxis,
aquí se cancela la parte “objetiva” de la praxis.
Por todos estos cambios Sánchez
Vázquez percibe la necesidad de rescatar y restituir el papel central tanto de la
comprensión del marxismo como para la posibilidad y alternativa de construir una
sociedad distinta al capitalismo.
3. La recuperación del concepto de “praxis” por Adolfo Sánchez Vázquez.
Parece que la primera ocasión que alguien usa la frase “filosofía de la praxis” es en 1838
en el libro de August von Cieszkowsky titulado
Prolegomena zur historiosophie
, que se
ha traducido como “Prolegómenos a la filosofía de la historia” o “Prolegómenos a la
historiografía”. Después ya en el siglo XX, han usado la frase al menos dos pensadores
más, Antonio Gramsci y Rodolfo Mondolfo
10
. Así mismo, la reivindicación de la praxis
se remonta a los años veinte del siglo XX, con
Historia y conciencia de clase
de George
Lakács y
Marxismo y filosofía
de Karl Korsch; en América Latina, José Carlos Mariátegui,
filósofo peruano, se acerca a la filosofía de la praxis con su obra
Defensa del Marxismo
.
Ya en los años treinta con
El Concepto de hombre en Marx
de Erich Fromm también hay
una aproximación a la praxis. Pero es sobre todo a partir de los os sesenta que
adquiere un impulso la reivindicación de la praxis para el marxismo desde
Crítica de la
razón dialéctica
de Jean Paul Sartre y el grupo de yugoslavos que publican la revista
Praxis
y con
Filosofía de la praxis
de Adolfo Sánchez Vázquez, entre otros. En esta
ocasión concentraremos nuestra atención en este último filósofo.
En dos pequeños textos autobiográficos (1985 y 1994) el filósofo español relata que
desde antes de su exilio existieron dos vocaciones en su vida: la literatura y la actividad
política. La actividad política impulsada más por las experiencias de la vida que por las
preocupaciones teóricas, sin que faltara del todo la lectura de textos marxistas y
anarquistas, a los cuales lo acercó su tío materno Alfredo. Así que desde antes de su
llegada a México formó parte del Bloque de Estudiantes de Oposición Revolucionaria
(BEOR), de la Federación Universitaria Escolar (FUE) y de la Juventud Comunista (JC),
en su España natal. Ya en el exilio, además de la literatura y la actividad política, se sumó
su vocación filosófica con la oportunidad de impartir clases de filosofía en el
bachillerato de Morelia, Michoacán. La experiencia docente en Morelia le imprimió el
deseo de retomar los estudios cancelados por el exilio; de esta manera, ingresó a la
Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México. Sin
embargo, en sus intereses aun pesaba más la literatura que la filosofía e ingresó a
10
Mondolfo dice, en
El humanismo de Marx
: “La filosofía de la praxis sostenida por Marx se refiere,
evidentemente, al hombre y a su historia, es decir, representa un humanismo historicista” (Mondolfo,
1964: 9)
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estudiar la carrera de letras españolas. Paralelamente continúa con su actividad
política, la cual lo conduce a confrontar sus convicciones e ideas políticas con las críticas
de los intelectuales; así, motivado por la necesidad de poner a prueba la racionalidad
de la actividad política, decide ingresar a la carrera de filosofía. Según Sánchez Vázquez,
su primer contacto con un marxista teórico fue cuando conoció a Eli de Gortari, único
profesor que cultivaba el marxismo en el colegio de filosofía. “Creo que sobra recordar
-señala- que el marxismo de entonces -década de los cincuenta- como el que aún
dominaría algunas décadas después, se encuadraba dentro de la versión
institucionalizada que, como ‘materialismo dialéctico’, se canonizaba en la Unión
Soviética” (Sánchez, 1994: 47).
Con estos encuentros, así como con la literatura crítica que caía en mis manos
no sólo la de Sartre y Marleau-Ponty, sino también la de los jesuitas Gálvez, Bigo,
Cottier y Chambre, y unidas a ella mis lecturas de marxistas irreverentes como
Lukács, Pannekoek, Korsh y Bloch, fueron quebrantándose, ya a finales de la
década de los cincuenta, los pivotes de mi adhesión a la versión
institucionalizada, soviética del marxismo. Pero fueron sobre todo los
interrogantes que brotaban aquí de mi propia práctica política y los que se
alzaban con el inesperado y sorprendente informe secreto de Jruschov en el XX
Congreso del PCUS, los que me inspiraron la necesidad de superar la doctrina
que justificaba esa práctica política, sus métodos de dirección y formas
organizativas (Sánchez, 1994: 48).
Parece, entonces, que así ha llegado Sánchez Vázquez a la filosofía de la praxis y llegó,
primero, en el ámbito estrechamente relacionado con la creación literaria, en el campo
de la estética, con su tesis de maestría sobre la: “Conciencia y realidad en la obra de
arte”; donde, además de “limar las aristas de la doctrina estética soviética”, se concibe
“el arte como una forma específica de la praxis o trabajo creador”. “Desde mis cursos,
seminarios y publicaciones en el campo de la estética, se operó el viraje filosófico que
di, primero en ese campo, y poco después -con mi tesis doctoral en 1966- con respecto
al marxismo al concebirlo como filosofía de la praxis” (Sánchez, 1994: 49). Ahora,
esperamos contar con los elementos mínimos para acercarnos un poco a la filosofía de
la praxis tal como la ha comprendido Adolfo Sánchez Vázquez.
a) Definición de la palabra praxis.
Antes de intentar explicar la definición de la “praxis” es menester aclarar los problemas
involucrados en un intento de delimitar la praxis. Ya anteriormente, mencionamos una
primera aproximación al concepto de praxis. Allí pretendimos dejar en claro que el
ámbito del término “praxis” en más amplio que el ámbito del término griego πρξις. No
obstante esta distinción, el concepto no es totalmente claro y distinto en el pensamiento
marxiano. Particularmente, debemos intentar describir los problemas relativos a la
diferencia del término “praxis” respecto de otros términos como “actividad”, “práctica”
Protrepsis, Año 8, Número 15 (noviembre 2018 - abril 2019). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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y “acción”. En efecto, pues no es claro si todos estos términos son usados de manera
sinónima o si uno es subconjunto de otro.
La primera discriminación, que es llevada a cabo, por ejemplo, por Sánchez Vázquez en
Filosofía de la praxis
, es distinguir el sentido de “praxis” del sentido de “práctica”, en el
lenguaje y el pensamiento ordinario. El uso del lenguaje de todos los días tiene por
objetivo la comunicación para las actividades comunes de la vida diaria y otorga a la
palabra práctica” el significado de “útil”, la utilidad es lo característico de lo práctico.
Es decir, lo práctico es contrastado con lo que no tiene una aplicación inmediata y un
uso sensiblemente evidente para cualquiera. De este modo, lo “práctico” es lo que
tiene una aplicación inmediata y su uso es sensiblemente evidente para todos. Así, por
ejemplo, un martillo tiene una aplicación inmediata y su uso de martillar clavos es
sensiblemente evidente para todos, mientras que leer un libro de poesía no tiene una
aplicación inmediata y la utilidad de usar dicho libro no es sensiblemente evidente para
todos. De tal manera que, mientras la “práctica”, en el sentido del pensamiento y
lenguaje ordinarios, es únicamente lo que tiene una utilidad inmediata y sensiblemente
evidente, la “praxis”, por su parte, en el lenguaje y pensamiento filosóficos, tiene un
ámbito de significación más amplio, puesto que subsume tanto a lo útil, el martillo de
nuestro ejemplo, como a la inútil, el libro de poesía.
La primera distinción que describimos entre “praxis” y πρξις dejó claro que dichos
conceptos tienen distinta extensión, el primero tiene una significación de extensión más
amplia. En la distinción entre “praxis” y “práctica” ocurre lo mismo, la primera es de
una extensión más amplia. Pero, en la primera distinción, la πρξις se estrecha por
corresponder a las acciones morales; mientras que, en la segunda distinción, la
práctica parece referirse a las acciones útiles o productivas. La praxis, por su parte,
parece subsumir tanto a las acciones morales como a las productivas. Esta doble
distinción de la praxis parece clara y distinta, pero cuando pasamos a distinguirla de las
acciones y de las “actividades”, el asunto ya no es tan sencillo, pues no parece claro y
distinto quién es el género y quién la especie.
Veamos, primero, las distinciones ya explicadas. Hasta este momento parece que la
praxis es el término genérico, mientras que la práctica y la πρξις son especies de la
praxis. Es decir, que la πρξις y la práctica son dos tipos distintos de praxis. Pero cuando
la distinción la intentamos frente a los términos actividad y acción ya no tenemos la
misma claridad y distinción, pues a veces uno de los términos aparece como el género
y otras no, ya sea porque otro término es el género o porque parecen sinónimos y con
la misma extensión. Por ejemplo, cuando se define a la praxis como una actividad
propiamente humana, el término genérico es la actividad y la praxis aparece como un
tipo de actividad
11
. Por el contrario cuando decimos que tanto la práctica, como la
11
Cotéjese la distinción que realiza Sánchez Vázquez en
Filosofía de la praxis,
páginas 263 y siguientes, y
su uso de práctica y praxis como sinónimos, así como la sinonimia explícita entre actividad y acción.
Protrepsis, Año 8, Número 15 (noviembre 2018 - abril 2019). www.protrepsis.cucsh.udg.mx
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πρξις y la praxis son acciones, entonces, este último término parece ser el género. Pero
cuando intentamos comprender la praxis como elemento constitutivo del ser humano
y no como un atributo posterior a su constitución ontológica, entonces la praxis aparece
como lo más amplio y las actividades se degeneran, es decir, la actividad que no es
praxis”, no es propiamente actividad sino otra cosa. Finalmente, a veces, los tres
términos, actividad, acción y praxis, parecen tener la misma extensión.
Por otra parte, la distinción más problemática es la que involucra los términos de
“práctica”, “teoría” y “praxis”, particularmente cuando se intenta explicar la relación
entre teoría y práctica. Partamos, de acuerdo con Sánchez Vázquez, de que la praxis es
una actividad específicamente humana y como tal posee las siguientes características:
1) inicia con un resultado
ideal
-y, por tanto, consciente- o una finalidad y con un
resultado
real
o un producto; 2) se lleva a cabo mediante la actividad práctica -nótese
la unión de los dos términos- real, objetiva, material. Con base en estas dos
características la praxis parece unir lo ideal y lo material y ser el agente del producto
resultante de dicha unión. Por ejemplo, en la producción de una silla: se inicia con la
imagen de la silla en la mente del carpintero, posteriormente, se selecciona el material
del cual estará hecha la silla y se actúa, se lleva a cabo la práctica, para transformar el
material seleccionado y tener, finalmente, la silla para usarla sentándose en ella. La
praxis es la articulación de estos elementos: fin o ideal, materiales y acciones que
sujetándose al ideal como condiciones que conseguir para que la transformación del
material se adecúe al ideal, terminando dichas acciones en la producción del objeto.
Hasta aquí podemos decir que la praxis debe ser comprendida como la unidad o
coincidencia entre teoría y práctica. De tal manera que, si tenemos, por un lado, la
“pura” teoría sin la práctica, no hay “praxis y si tenemos, por otro lado, la pura”
práctica sin teoría, tampoco hay praxis:
En suma, la praxis se nos presenta como una actividad material
transformadora, y adecuada a fines. Fuera de ella, queda la actividad teórica que
no se materializa, en cuanto es actividad espiritual pura. Pero, por otra parte,
no hay praxis como actividad puramente material, es decir, sin la producción de
fines y conocimientos que caracteriza la actividad teórica. (Sánchez, 2003: 285).
Sin embargo, la cuestión ya no es tan clara y distinta cuando se señala que existe una
autonomía relativa entre ellas. Sea que hablemos de su unidad o sea que se trate de su
distinción ontológica. Cuando se pone énfasis en la unidad se dice que existe una
autonomía relativa de la teoría y que, contradictoriamente, tiene como fundamento de
su desarrollo a la práctica
12
. Cuando se pone énfasis en la diferencia ontológica, se dice
12
“Consideradas las relaciones entre teoría y práctica en el primer plano decimos que la primera depende
de la segunda, en cuanto que la práctica es fundamento de la teoría, ya que determina el horizonte de
desarrollo y progreso del conocimiento” (Sánchez, 2003: 290).
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que dicha distinción no es absoluta
13
, y que, paradójicamente, la teoría siempre
mantiene cierta relación con lo práctico. En efecto, si partimos de la existencia de los
elementos, teoría y práctica, en cuya unidad desaparecen, en la praxis,, entonces dentro
de la praxis ya no podemos regresar y hablar de teoría y práctica sino de su unidad en
la cual ya no se distinguen una y otra. Pero la relatividad de una respecto de la otra,
permite nuevamente distinguirlas y tratarlas de manera separada. Es decir, se habla al
mismo tiempo de su distinción y de su unidad, lo cual evidentemente oscurece su
comprensión, pues ahora cuando escuchamos práctica no sabemos es la praxis,
como la unidad entre teoría y práctica, o la actividad puramente material, puesto que
se habla al mismo tiempo de las dos.
Como quiera que sea, nuestra pretensión es únicamente mostrar el carácter
problemático de la definición y comprensión de la praxis y dejar establecido que no
es un concepto claro y distinto, por lo cual en su aplicación, en lo sucesivo, no debe
olvidarse su oscuridad. Ahora, proseguiremos con la descripción de los diferentes tipos
de praxis, de acuerdo con los diversos criterios que se han usado para clasificarla.
b) Diferentes tipos de praxis.
El primer criterio de una tipología de la praxis es la materia a transformar, dicha
materia puede ser de dos clases: el ser humano (sea la sociedad o el individuo) o un
objeto distinto al ser humano. De acuerdo con este criterio la praxis tiene los siguiente
tipos o formas: 1) la praxis productiva (que subsume como subtipos a la praxis práctico-
utilitaria, la praxis artística y la praxis experimental-científica), 2) la praxis humana
(que subsume a la praxis individual y la praxis social: dentro de esta a la política que, a
su vez, subsume a la praxis revolucionaria). Un segundo criterio de clasificación es el
grado de creatividad o invención impresa en el producto de la praxis. De acuerdo con
este criterio la praxis tienen los siguiente tipos o formas: 1) praxis innovadora (que
inventa o crea un modelo no existente hasta ese momento, por ello Sánchez Vázquez la
llama creadora); 2) praxis imitativa o reiterativa (que no inventa nada sino sólo imita
o reproduce en modelo previamente ya existente). Un tercer y último criterio, quizá el
más ambiguo, es lo que llama Sánchez Vázquez la autoconciencia de la praxis. De
acuerdo con dicho criterio la praxis adquiere las siguientes formas: 1) praxis
espontanea (es aquella que tiene poca o nula conciencia de que es praxis); y 2) praxis
reflexiva (es aquella que tiene alta conciencia de que es praxis).
13
“...hay una distinción ontológica de teoría y praxis en el sentido de que la teoría de por no es
práctica...La distinción entre teoría y praxis no es nunca absoluta, ni siquiera en las teorías especulativas
que, por su propia naturaleza, se vuelven de espaldas a la praxis” (Sánchez, 1977: 322). Nótese que se
usa “praxis” como sinónimo de “práctica”, lo cual hace poco clara la distinción entre práctica y praxis y la
comprensión de la praxis como la unión de teoría y práctica.
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c) El marxismo como teoría o filosofía de la praxis.
La filosofía de la praxis es definida directamente de la siguiente manera:
...el marxismo que hace de la praxis su categoría central como gozne en
el que se articulan sus aspectos fundamentales y eje en torno al cual giran
su concepción del hombre, de la historia y de la sociedad, así como su
método y su teoría del conocimiento. (Sánchez, 1997: 404).
En esta definición, se expresa la amplitud de influencia de la categoría de la praxis,
dentro del marxismo. La praxis es una característica ontológica del ser humano, es el
aspecto fundamental de la historia, es la fuerza en la lucha de clases en la sociedad, es
el método de adquirir el conocimiento y, finalmente, es el criterio para distinguir el
conocimiento de lo que no lo es.
Quizás podamos comprender la praxis, como categoría central del marxismo, en
analogía con la concepción del hombre, según la cual la característica específica del ser
humano, respecto a los restantes seres vivos, es la razón (
logos
) y, por tanto, la
actividad teórica (
Bios theoretikos
) es la máxima expresión de la naturaleza humana .
La oposición entre teoría y práctica está claramente expresada en el siguiente extracto:
Mientras en la asimilación teórica se persigue la ’mediada objetiva del objeto
mismo’, es decir, penetrar en su esencia, haciendo abstracción de sus relaciones
casuales, singulares, en la asimilación estética no se sacrifica lo singular a lo
general y se capta el objeto como domino de la experiencia inmediata. En la
actitud teórica, el sujeto no sale de la esfera del objeto; hace abstracción de
mismo, de su mundo interior, para poder penetrar así en la esencia del
objeto...En la asimilación artística de la realidad el hombre despliega toda la
potencia de su subjetividad, de sus fuerzas humanas...Mientras la ciencia tiende
a borrar la huella del sujeto en el objeto científico...el arte pretende que el sujeto
se afirme o exprese en el objeto artístico...esta concepción del arte como
expresión o afirmación de lo humano en un proceso creador que eleva la
objetivación característica del trabajo humano a un nivel superior. (Sánchez,
1961: 239-240).
Por el contrario, el marxismo de Sánchez Vázquez propone que lo que específica la
distinción de la naturaleza del ser humano es la praxis, entendida como actividad
transformadora, teórica y práctica a la vez Es decir, la praxis es vista como el elemento
ontológico constitutivo de la naturaleza humana. De manera más directa y vinculada
con la ontología Karel Kosik ha señalado lo siguiente:
La práctica es, en su esencia y generalidad, la revelación del secreto del hombre
como ser onto-creador, como ser que crea la realidad (humano-social), y
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comprende y explica
por ello
la realidad (humana y no humana, la realidad en
su totalidad). La praxis del hombre no es una actividad práctica opuesta a la
teoría, sino que es la determinación de la existencia humana como
transformación
de la realidad. (Sánchez, 1976: 240).
Este papel central de la praxis se encuentra ya en los
Manuscritos económico-filosóficos
de 1844
y en las
Tesis sobre Feuerbach
y ha sido explicado en diversos textos (Sánchez,
1961: 236 ss y 2003: 127 ss). Mientras los animales no pueden separarse de la
naturaleza y se mantienen amarrados a ella, el ser humano se desprende de su
naturaleza animal inmediata y humaniza la naturaleza con su trabajo, con la praxis,
creando así un mundo humano y humanizándose a mismo. De tal manera que la
praxis ha sido reconocida como el elemento ontológico constitutivo del ser humano,
pues es el elemento que le permite trascender su naturaleza animal, crear un mundo
humano de objetos y humanizarse a mismo. Es decir, la praxis ha llegado ser la
categoría central del marxismo; por lo cual podemos comprender el marxismo como
una filosofía de la praxis.
En la definición de la filosofía de la praxis, citada al comienzo de este apartado, se pone
énfasis en la función de la praxis como articulación de los aspectos fundamentales del
marxismo, dichos aspectos fundamentales los ha englobado Sánchez Vázquez en tres
grandes títulos: 1) el marxismo como crítica, 2) el marxismo como proyecto
emancipatorio y 3) el marxismo como conocimiento. Además, son fundamentales
porque han soportado todas las vicisitudes de los cambios y sucesos del llamado
socialismo a lo largo de la historia.
d) La praxis como crítica de la realidad.
El marxismo nació siendo crítico. Sus tres fuentes y tres partes integrantes fueron
sometidas a la más dura crítica: la filosofía alemán fue criticada, por una parte,
precisamente, por ser y limitarse a las Ideas, al aspecto subjetivo del problema y, por
otra parte, por replegarse al extremo opuesto, cancelar el aspecto subjetivo (el
materialismo de Feuerbach); la teoría económica clásica inglesa fue criticada por no
llevar a sus últimas consecuencias el concepto de “trabajo” que descubrió, como
productor de riqueza; y el socialismo francés fue criticado por su utopismo y falta de
cientificidad. El marxismo vivió siendo crítico y vivió de la crítica en dirección de tres
fines: 1) crítica del sistema de producción económico y social, el capitalismo; 2) crítica
de la ideología del sistema existente y 3) crítica política de los intentos de transformar
la realidad que no atacan la raíz del problema.
Así pues, aunque la crítica marxista tiene por base la explicación de los males
sociales del capitalismo, fustiga estos males y condena el sistema -la realidad
económica y social- en que se dan. Pero esta desvalorización que acompaña a
su crítica, entraña a la vez, como contrapartida, la opción por ciertos valores
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recortados, ignorados o negados en esa realidad. (Sánchez Vázquez, 1997: 408-
409).
Este aspecto valorativo del marxismo provoca el segundo aspecto fundamental, es
decir, inspira la necesidad de transformar la realidad, pues si esta fuera perfecta no
existiría dicha necesidad, por ello es necesario el proyecto de emancipación.
e) La praxis como proyecto emancipatorio.
El vínculo entre el aspecto crítico y el proyecto emancipatorio del marxismo es su
aspecto valorativo. Los valores que el marxismo pretende materializar no son
únicamente del interés de una parte de la sociedad, de una clase, sino que responden a
“necesidades radicales” de la humanidad. Por ello, el proyecto de emancipación no sólo
es necesario sino también es deseable. El proyecto emancipatorio, por tanto, consiste
en la transformación de la sociedad, en pasar de la sociedad capitalista a un nuevo tipo
de sociedad. Esta nueva sociedad es descrita en sus características generales: una fase
inferior o de transición en la que los hombres controlan las condiciones de existencia y
gradualmente van desarrollando la propiedad común de los medios de producción y
conquistando el poder político y económico, con una distribución de los productos
conforme al trabajo, de manera tal que se alcance la fase superior con una sociedad sin
clases, sin Estado y con una distribución conforme a las necesidades. La crítica del
sistema existente y el deseo de construir una nueva sociedad más justa no era
originarios de Marx, ya los socialistas utópicos la habían propuesto.
Ahora bien, lo que distingue, en Marx, esa relación de la que se da en las
críticas y las utopías sociales de Owen, Fourier y Cabet, es su pretensión de
apoyar la crítica y el proyecto [de una nueva sociedad] en el conocimiento de
la realidad... (Sánchez, 1997:, 409).
De esta manera, la crítica de lo existente, su valoración y la necesidad y deseo de
emancipación se vinculan con el tercer aspecto fundamental del marxismo: el
conocimiento.
f) La praxis como conocimiento.
El marxismo como conocimiento puede enfatizarse con el título del texto de Engels
Del
socialismo utópico al socialismo científico
. Este título pretende expresar que el
socialismo anterior a los fundadores del marxismo es un deseo loable, pero que carece
de posibilidades reales, por no estar basado en un conocimiento de la realidad, por ello
el calificativo de utópico, mientras que el socialismo científico se distingue
precisamente por fundamentarse en el conocimiento científico de la realidad y, por ello,
está basado en posibilidades reales. De tal manera que el conocimiento de la realidad
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abre la posibilidad de descubrir el funcionamiento del sistema presente y constatar su
carácter temporal y, así mismo, abrir la posibilidad de la sustitución de la sociedad
actual por una nueva.
Ciertamente, hay que pensar el mundo para poder transformarlo. Pero esto no
significa en modo alguno que baste conocerlo para garantizar su
transformación. Ésta no es una cuestión simplemente teórica sino práctica. Y
justamente porque la praxis en la que se unen ambos aspectos -cuando es
auténtica- es creadora, libre e innovadora, y no simplemente aplicación de un
modelo preestablecido, su destino es en gran parte incierto e imprevisible, y
ningún conocimiento puede prever -y menos garantizar- su resultado final.
(Sánchez, 1997: 412).
Evidentemente, Sánchez Vázquez quiere romper con una interpretación mecanicista y
determinista del marxismo y para explicar mo el conocimiento científico no puede
garantizar el resultado de un proceso histórico usa una metáfora que vale la pena citar
textualmente:
...el sujeto de éste [del conocimiento] no actúa como un náufrago en un mar de
incertidumbres sino como el marino que, brújula en mano, pone proa en ese
mar hacia el puerto que anhela llegar. Y si el conocimiento náutico no
garantiza que su arribo a él sea inevitable, garantiza que, al trazar
fundamentalmente la ruta a seguir, su acción no sea una simple aventura. De
manera análoga, aunque el conocimiento que brinda el marxismo no garantiza
la realización de su proyecto de emancipación, sí permite descubrir su
posibilidad y que la práctica necesaria para realizarlo, al servirse de dicho
conocimiento, no se convierta en una empresa irracional, pura utopía o simple
aventura. (Sánchez, 1997: 412-413).
Así, la praxis ha tomado el lugar categoría central del marxismo donde sus aspectos de
crítica (con su valoración), de emancipación (con la transformación de la sociedad) y
de conocimiento (con su unidad de lo subjetivo y lo objetivo) se articulan y que sirve
como eje alrededor del cual giran sus concepciones del hombre (como ente ontocreador
u ontológicamente práxico), de la historia (como producto de la praxis humana), de la
sociedad (cuya transformación es debida a la praxis) y, finalmente, su teoría del
conocimiento y su método (con la dialéctica de la unidad del sujeto cognoscente y el
objeto de conocimiento).
La praxis constituye no sólo la categoría central del marxismo sino la categoría más
importante que permea toda la actividad humana. Pero la praxis, así entendida, implica
la necesidad de un fin y, por tanto, de una conciencia que se ha propuesto la realización
de dicho fin y, por tanto, también, el uso de los medios necesario para la consecución de
dicho fin. Por lo tanto, la praxis implica la actividad consciente, pensante y la intención
(voluntad) del sujeto que lleva a cabo la actividad práctica. Este es el sentido por
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antonomasia de la praxis. Si estamos en lo cierto y, efectivamente, este es el sentido
primigenio de la praxis, entonces existen todos los elementos para comprender la
praxis como la actividad técnica del artesano, la
téchne
del pensamiento griego; en
términos marxistas en la praxis productiva, la actividad del obrero que fabrica un
objeto. Es decir, la praxis es comprendida como la actividad de fabricación o
producción. Por ello, el propio Sánchez Vázquez cuando explica la diferencia entre la
πρξις griega y la praxis que él defiende, señala que propiamente hablando debería usar
la palabra ποίησις, poiésis en lugar de praxis
14
. Así mismo podemos recordar que se ha
puesto énfasis en el arte como forma superior de la praxis frente a la actividad teórica,
por razón de que esta última se mantiene en la esfera del objeto para conocerla,
mientras que la praxis artística lleva a cabo un grado mayor -por decirlo de alguna
manera- de humanización debido a la plasmación de subjetividad humana en el objeto
creado. Evidentemente, el marxismo -y no sólo el de Sánchez Vázquez- afirma que no
debemos interpretar de esa manera la praxis en Marx. Por ejemplo, en
Dialéctica de lo
concreto
Karel Kosik señala que interpretar de esa manera la praxis sólo se puede llevar
a cabo por la perspectiva de la pseudoconcreción, es decir, por la falsa comprensión que
tiene el sentido común sobre la realidad que se le presenta, pero que la perspectiva
filosofía, o sea la perspectiva que alcanza el concreto de pensamiento, no puede
comprender la praxis tomando como punto de partida la dicotomía teoría-practica, sea
que se le otorgue primacía a la teoría -lo cual es la perspectiva de la filosofía griega
antigua: Platón y Aristóteles- sea que la primacía se le otorgue a la práctica -que es la
perspectiva moderna de Descartes, Bacon, Kant, Hegel- (Kosik, 1976: 235-246).
Sánchez Vázquez, por su parte, señala que la interpretación de la racionalidad de la
praxis como una racionalidad técnica o productivista no tiene fundamento, porque la
racionalidad valorativa, es decir aquella que tiende a la emancipación del ser humano,
tiene siempre es la determinante, puesto que impregna los propios medios e
instrumentos, discriminando los que sirven para alcanzar la emancipación de los que
no (Sánchez, 1983: 387-403).
No obstante estas advertencias del marxismo, no es sencillo desprenderse de la
producción técnica o fabricación de productos como significación por antonomasia de
la praxis, si el marxismo no quiere renunciar a la intervención de la conciencia como
productora de fines y como originadora de las intenciones en la definición de la praxis.
Pues es probable que la praxis sin esa creación de fines e intenciones ya no pueda ser
la base y fundamento, es decir, el aspecto ontológico distintivo del ser humano como
sujeto de su vida, de la sociedad y de la historia. La comprensión del ser humano como
sujeto -de la fabricación de objetos artificiales, de sus acciones morales, de la
transformación de la sociedad o creador de la historia-, es decir, como el ente que es la
causa de los movimientos que se llevan a cabo para la fabricación, la acción moral, la
transformación social o el motor de la historia, desde antaño se ha concebido como un
14
“En verdad, si quisiéramos ser rigurosamente fieles al significado del término griego correspondiente,
deberías decir ‘poiésisdonde decimos ‘praxis’ y la filosofía cuyos conceptos fundamentales pretendemos
esclarecer deberíamos llamarla ‘filosofía de la poiésis’” (Sánchez, 2003: 28).
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ente de voluntad. En otras palabras, la voluntad es comprendida como la causa que
origina los asuntos humanos. Con esto, quizá, se pueda indicar que el problema de
cuáles son los límites de la actividad humana es un problema filosófico, en el sentido de
ser un problema de todas las épocas al cual se enfrenta el ser humano.
4. Epílogo.
Si es cierto que el problema de los límites de la actividad del ser humano es un problema
de todas las épocas, entonces, podemos rescatar el marxismo, en general y, por tanto,
la filosofía de la praxis, en particular; o sea podemos partir de la idea según la cual
existen aspectos del marxismo que se mantienen vigentes y que su desaparición de los
ámbitos académicos se debe más a la dinámica de las modas académicas que a su falta
de vigencia. De manera que, de ser así, entonces podemos mostrar la vigencia del
marxismo, en general, y del concepto de praxis, en particular, el marxismo ha afirmado
que “ser radical es atacar el problema de raíz” y que “para el hombre la raíz es el propio
hombre”
15
.
La rehabilitación del concepto de praxis puede, finalmente, complementarse con el
análisis del desarrollo o evolución de la idea en el pensamiento de Karl Marx: iniciando
con su noción revolucionaria previa al año 1844, donde los trabajadores son concebidos
como la clase social que padece los sufrimientos de la humanidad por la sobre
explotación capitalista y, por ello, los trabajadores son percibidos como la clase que
necesariamente encarna los intereses de la humanidad en la transformación de la
sociedad capitalista en una sociedad más equitativa; el pensamiento de Karl Marx pasa
luego en los
Manuscritos económico-filosóficos de 1844
, en el contexto de la crítica de
la economía política inglesa, a la idea del hombre como trabajador que transforma el
mundo material con su praxis productiva, la cual tiene como resultado una masa de
mercancías producto de la actividad humana y, sin embargo, ajenas a los productores
directos, que no se reconocen en ellas y, por ello, su trabajo se nuestra como trabajo
enajenado, pero que, a la vez, dicha praxis productiva revelan al hombre como un ser
capaz de trasformar la naturaleza, al mundo y a mismo; posteriormente, en la
Sagrada
familia
de 1845, el concepto de praxis es contextualizado por tres cuestiones derivadas
de la lucha ideológica contra el idealismo alemán, en el proceso histórico, ¿quién es el
elemento activo que transforma la realidad histórica?, luego, especificando dicho
elemento activo, ¿cuál es la clase social que constituye el sujeto de la transformación de
15
Karel Kosik ha mostrado también el papel central que tiene el ser humano para el marxismo, como
podemos ver en la siguiente cita: “La problemática de la praxis en la filosofía materialista [marxista] no
se basa en la distinción de dos esferas de la actividad humana, o en una tipología de las posibles y
universales intencionalidades del hombre, ni tampoco surge de la forma histórica de la relación práctica
con la naturaleza y con los hombres como objetos manipulables, sino que se plantea como respuesta
filosófica a esta cuestión filosófica: ¿quién es el hombre, qué es la realidad humano-social, y cómo se crea
esta realidad? (Kosik, 1963: 239). Es decir, el problema filosófico que debemos resolver es ¿qué es el
hombre?
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la realidad histórica? y, finalmente, ¿cómo se ha de ejercer la actividad
transformadora?; llegamos, así, a las
Tesis sobre Feuerbach
, donde quizá se presenta de
manera más integra la amplitud de la noción de praxis en el pensamiento de Marx, pues
no sólo se presenta, 1) la praxis como crítica, 2) la praxis como proyecto emancipatorio
y 3) la praxis como conocimiento, sino la praxis como la forma bajo la cual es ser
humano se relaciona y transforma la naturaleza, el mundo, la historia, la sociedad y a sí
mismo; finalmente, en la
Ideología alemana
, la noción de praxis se vincula
estrechamente con la concepción materialista de la historia, es decir, con el
materialismo dialéctico.
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